EN LAS ARENAS DE ARRAKIS

viernes, 21 de septiembre de 2018

EL ACTUAL PERIODISMO INVESTIGATIVO: FARANDULERO Y SENSACIONALISTA TRES LIBROS COMO EJEMPLO: DOÑA LUCIA, QUIEN MAS QUE TU Y A LA SOMBRA DE LOS CUERVOS




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El Actual Periodismo Investigativo:
Farandulero y Sensacionalista
Tres libros como ejemplo



«El que no lee, se convierte en la pelota de la opinión de los otros»
Franz Jägerstätter

Leer es sin duda uno de los actos más trascendentales que puede realizar un ser humano durante el día a día. Para realizar este acto, o sea el leer,  existe todo tipo de literatura, profunda, reflexiva, intelectual, amarilla, farandulera, etc, etc. La lectura y el gusto por uno de estos tipos de texto son totalmente individual, puede ser criticable, pero sigue siendo individual la elección. El caso es que el lector esté debidamente informado de lo que va a leer, por ejemplo compra un libro para conocer y reflexionar sobre un tema determinado y es justamente lo que lee, es sin duda gratificante, pero cuando adquiere una obra con una expectativa, creada, por supuesto y resulta que lo leído es todo lo contrario a lo esperado, por decir lo menos, se siente estafado, porque deseaba un texto profundo y se encontró con uno farandulero y simple, es aquí donde surge el problema. Un dilema que en la actualidad es el caldo de cada día dentro de la literatura, muy especialmente la de carácter investigativa periodística, en el siguiente artículo analizaremos tres libros con grandes ínfulas intelectuales, que han sido un verdadero fraude para el lector.

Quiero dejan en claro además, que todo este trabajo no apunta a una defensa de ningún  aludido en particular, ya que por diferentes circunstancias y pensamiento no me ciento cercano a ninguno de ellos, por tanto este ensayo, solo  busca develar una realidad de nuestro periodismo investigativo, dando a conocer tres libros que demuestran nuestra hipótesis.

 De tanto, en tanto sale publicado un libro sobre los aciagos y complejos años de la dictadura militar de Augusto Pinochet Ugarte. Estas investigaciones periodísticas empezaron a surgir antes y después del fin del régimen dictatorial, aunque durante el gobierno militar fueron estos: textos clandestinos, perseguidos por la censura, que además eran de una muy limitada difusión, en este momento, como no recordar la revista de los jóvenes alumnos de la universidad de Concepción <<ENVES>> (1973 – 1975), que buscaban junto con informar de los sucesos que ocurrían en el país, mantener la antorcha de una cultura que se apagaba rápidamente frente a la quema de libros y cierre de algunas editoriales. En esta misma senda esta la revista  <<La Bicicleta>> (1978 – 1990), que no fue clandestina como la anterior, ya que logro pasar la censura del régimen y podía ser vendida en kioscos, era un verdadero faro de denuncia sutil en contra de la represión cultural y política, siempre al límite de lo tolerado por el gobierno. Otro proyecto cultural – periodístico, fue el que nació después de varias juntas en bares de Santiago de escritores, poetas, periodistas, entre otros, dirigidos por el escritor  Díaz Eterovic  y el poeta Jorge Tellier, nos referimos a <<La Gota Pura>> (1980 – 1984), revista que se hizo con más ganas que dinero, como recordó hace algún tiempo su director Díaz Eterovic, tenía la doble función de denunciar los excesos del régimen y ser una puerta a la cultura, fue la primera revista que publico por ejemplo poemas de Charles Bukowski, cuando este, no lo conocía nadie en el medio chileno. Otra publicación fue la revista <<APSI>>, la que con gran valentía y con una persecución constante público sendos reportajes sobre las torturas y los servicios de inteligencia (que nada tienen de inteligentes)
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Con la llegada de la democracia, el principio de la libertad de expresión volvió a los medios de comunicación, esto permitió que la ciudadanía en general pudiera conocer las verdaderas dimensiones de las políticas represivas del gobierno de Pinochet y sus aparatos de seguridad, libros como: “Los Zarpazos del Puma, La Caravana de la muerte” de la periodista Patricia Verdugo o “La Historia Oculta Del Régimen Militar” de Ascanio Cavallo Castro, fueron revelaciones, para una población mayoritariamente ignorante de las verdaderas dimensiones de la violencia que fue ejercida por la maquinaria de seguridad del estado, ya que una cosa es “escuchar rumores”, y otra muy distinta, es conocer los “hechos reales”, a través de investigaciones serias que dejan poco espacio para la duda, creo que en este punto y guardando las proporciones cuantitativas, y no las cualitativas, causo el mismo impacto que las revelaciones de las atrocidades del régimen nacional-socialista en Alemania.
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Estos aciertos periodísticos tuvieron la gracia de colocar rostro humano a lo que se presumía, conocer de primera mano la vivencia de las víctimas, sus vidas y pasiones, en otras palabras, el lector de estos libros pudo “con – padecerse” del sufrimiento de una época de terror para muchos chilenos, por este motivo, no nos cabe la menor duda que fueron verdaderos aciertos periodísticos,  que obligo incluso a acérrimos defensores de la “obra” del gobierno militar y de la figura de Augusto Pinochet, a reconocer públicamente estos actos y tomar conciencia de su rol en este período, aunque no con toda la fuerza que se desearía, por cierto.
Pero a medida que los años han pasado, que las huellas de ese periodo fueron perdiendo “vivencialidad”, las investigaciones también han perdido la fuerza de la “revelación”, del “conocer” y “comprender”; para dar paso a una nueva forma de investigar casos de violación a los derechos humanos durante la dictadura, que podríamos denominar de “farandulización”, o sea, de impactar a través del sensacionalismo y sentimentalismo morboso a la población, esto se debe a varios factores, pero a nuestra juicio uno de los más importante de estos, es que las nuevas camadas de periodistas, salidos de las universidades se les ha inculcado, un deseo ávido de protagonismo y estrellato, que raya en cierta locura personal, desean que las luces de las cámaras los distingan como reporteros destacados, en otros términos, buscan esos quince minutos de fama como nos proponía el artista Andy Worhol.  
Por tanto, los textos investigativos que alguna vez impactaron por la verdad, se fueron diluyendo, por otros que buscan en cuestiones banales, sexuales o verdades a medias, atrapar a un público consumista de historias oscuras, de escándalo de la semana o de twiters reveladores. Dentro de esta nueva línea periodística tenemos libros como “Doña Lucia” de Alejandra Matus, reportera censurada años atrás por “denunciar” corrupción en la alta jerarquía del poder judicial a través de un texto titulado: “El libro negro de la justicia chilena”, texto que pecaba de generalizaciones, opiniones sin fundamento y muchos, pero muchos testimonios ANÓNIMOS, incapaz de poder verificarse. A la periodista se le abrió un proceso por difamación, pero ella se las arregló para salir del país y denunciar el hecho como una persecución a la libertad de expresión. Han pasado los años de ese bochornoso incidente, y nuevamente, la reportera nos vuelve a tratar de impactar ahora con una biografía no autorizada, al mejor estilo de las creaciones amarillistas del periodismo norteamericano, sobre la vida de la matriarca del clan Pinochet, Lucia Hiriart, este texto al igual que el anteriormente citado, no aportan nada a la verdad histórica del período militar, más bien tergiversan los hechos, otorgando un protagonismo fuerte a una persona más bien mediocre en ideas y pensamientos, colocando énfasis a los problemas familiares y domésticos de un matrimonio disfuncional y amante de la riqueza, como lo hacen los programas de farándula. Un libro  que peca de opiniones personales que no se basan más que en apreciaciones y en este caso valga la redundancia, muy personales de la autora, ratificada por citas que no se pueden comprobar, por ser de testimonios, otra vez, “anónimos”, de guardias, amigas o personal de servicio, dichos en pasillos, detrás de las puertas o en conversaciones tomando el té, por tanto todos los arranques reveladores de la periodista,  no tienen fundamentos claros para llegar a esas conclusiones. Es así que el lector queda con la sensación de solo haber leído un libro de “pelambre barato” con ínfulas de profundidad.

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Este tipo de periodismo “amarillo”, busca a través del desprestigió, el sensacionalismo y el impacto mediático, lograr buenas dádivas comerciales, por tanto no desea que el lector comprenda la verdad de un periodo, sino todo lo contrario, solo busca  obtener fama, cuantiosas riquezas, exposición seudo – intelectual, para logran obtener columnas en diarios, salir en programas de opinión o porque no decirlo, tener alguna cátedra como profesor de universidad, para seguir replicando exactamente el mismo esquema de información.
            La decadencia de la investigación periodística ha llegado a niveles escandalosos en estos últimos años, reporteros expuestos públicamente como inventores de confabulaciones, que no poseen pruebas para demostrar lo dicho, un ejemplo en esta línea que se me viere a la memoria, es el libro "Quién más que tú. El caso Gervasio" sobre la trágica muerte del cantautor chileno -uruguayo, del periodista César Parra, que se ha hecho conocido en el medio por investigar casa con fantasmas en la ciudad de Santiago. En el texto citado anteriormente, dispara acusaciones poco sutiles al boleo, involucrando a conocidos artistas en hechos oscuros, simplemente por conocer a miembros de la DINA o CNI, ser defensores del régimen militar, tener un bar frecuentado por algunos agentes de estas organizaciones de seguridad o encontrarse en un lugar poco apropiado.

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Ahondemos un poco en los dichos de César Parra, en su libro desliza como dijimos acusaciones graves a famosos artistas como: Sergio José Hirane Sarkis “Checho Hirane”  y al  conocido cantante “Peter Rock” (Peter Mociulski von Remenyik), de estar involucrados en hechos siniestros, como fue la muerte de Gervasio, además acusa a todos los artistas proclive al gobierno dictatorial de pertenecer a una agrupación que el periodista denomina "farándula pinochetista", término por su puesto acuñado por él mismo. El caso que después que se publicó el libro, el primero en salir a desmentir las acusaciones fue “Checho” Hirane desde su programa radial en radio agricultura y en una entrevista de televisión “Mentiras Verdaderas”. Parra deja en el aire la idea que Hirane “…podría saber algo…” sobre la muerte de Gervasio, esta acusación muy mal intencionada, dicho sea de paso, deja a Sergio como un “posible” cómplice, a esta conclusión llega Parra a partir de un solo hecho demostrable, que el jefe de la CNI Álvaro Corbalán frecuentaba junto con algunos de sus esbirros el  pub "Romeo", de propiedad del humorista y del cantante Miguelo. El seudo – investigador piensa que fue en ese lugar donde se habría fraguado el asesinato del canta – autor uruguayo al decir en entrevista y parafraseando su libro “Quizás parte del asesinato de Gervasio fue planificado en las mesas del Romeo" , pero al revisar las fuentes en que se basa esta afirmación, solo encontramos conjeturas  de <<podría ser>>, <<en algún momento de borrachera, alguien dijo algo>> y <<podrían haber escuchado algo los dueños>>, o sea nada concreto, de una ambigüedad insultante, que deja todo a la imaginación y nada a la realidad, lo curioso de esta artera acusación maliciosa, es que después nuestro flamante investigador en un juego dialéctico acrobático dice en una entrevista en radio Cooperativa que: “Checho Hirane curiosamente salta y empieza a decir que yo lo estoy involucrando en el crimen, cosa que yo ni siquiera sugiero". Con esto, impide cualquier tipo de demanda por difamación, escudándose en que nunca hizo una acusación <<clara y contundente>>, sino que una “conjetura” basada en posibilidades de novela policial barata. Demás está decir que Hirane desmintió públicamente los dichos de nuestro farandulero periodista, al decir que: Gervasio trabajo en su local, que por años fueron amigos, colocando de testigo a la ex –esposa del cantante y otros artistas. Además clarifico que a su  local llegaba todo tipo de comensales, de derecha e izquierda, mujeres y hombres, ya que era un Pub de los que hacia furor en la década de los 80’, porque en este periodo no había mucha competencia, gracias al toque de queda imperante. Por tanto, no era de extrañar que apareciera algún miembro de los aparatos de represión. Finalmente Hirane que reconocer ser de derecha y defensor de la “obra” del gobierno militar, si condena abiertamente los crímenes en contra de los derechos humanos.       
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Pero no contento con esto, nuestro investigador acusa también a otros artistas, sutilmente por supuesto, de encubrir “algo a través del silencio cómplice” refiriéndose acciones de la CNI, ya que a su juicio, personas como Horacio Saavedra que le enseño a tocar guitarra a Álvaro Corbalán o Alicia Puccio quien le enseño a cantar, “podrían” haber escuchado “algo”, que pueda ayudar a esclarecer el asesinato de Gervasio o de otras personas, como si estos seres bestiales, entre clase y clase de música dijeran “…por cierto voy a torturar y asesinar a…”, por tanto, la acusación no puede ser más estúpida y sin fundamento.
            Pero como si ya las acusaciones al boleo no fueran suficiente, se ensaña con “Peter Rock, al sugerir que éste podría ser uno de los dos artistas que se ganaron la confianza de Gervasio, para luego entregarlo a sus asesinos, que según el seudo - investigador ya están identificados, serían carabineros del GOPE, el problema que no menciona ningún nombre de alguno de ellos, para, y escuchen bien “…no entorpecer la investigación…”. Como si sus fantasías no fueran suficiente cortina de humo en la investigación realizada por la justicia. Volviendo a Peter Rock en el libro se da a entender que “podría” ser uno de los artistas involucrado en el caso, ya que trabajaba con él, estuvo en la escena del crimen e iba regularmente al pub Romeo, durante gran parte del libro desliza y opina de una complicidad del octogenario cantante.
La polémica duro hasta que Peter Rock fue invitado junto con Parra a realizar un cara a cara, en un programa de televisión farandulero llamado “Primer Plano”,  la inocencia completa del cantante salto a la vista, cuando las “supuestas” fuentes en que se basaba la incriminación, que en este caso eran “testigos”, no solo negaron al aire haber dicho lo que el periodista exponía como una “verdad”, sino que públicamente lo acusaron de tergiversar sus dichos y lo amenazaron con una querella por difamación, cuestión que no sabemos si se realizó. El periodista, después de quedar públicamente en evidencia sus mentiras mal intencionadas, en vez de pedir perdón al susodicho cantante, hombre que por lo demás estaba enfermo y no se podía expresarse como él deseaba, simplemente dijo: “me quedo con mi verdad”, como si la verdad de los hechos acaecidos al artista Gervasio fueran de carácter puramente “subjetivo” y sujeto a una muy, pero muy libre interpretación personal, por tanto, al periodista se le sugiere que continúe por la senda segura  de investigar  casa embrujadas, posesiones y duendes.
            
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En esta misma línea de sensacionalismo barato y opiniones mal intencionadas se encuentra el libro “A la Sombra de los Cuervos” del periodista  Javier Rebolledo, un hombre que según su currículo, es un “especialista” en la investigación de temas relacionados con violaciones a los derechos humanos en Chile durante la dictadura, abusos a menores y denuncias de malas prácticas empresariales y políticas.
           Su libro, que debería ser postulado al Nobel, realiza un  supuesto relato sobre la participación de civiles durante la dictadura, que ayudaron y fueron protagonistas de cuestiones terribles. Este tema, demás está decir que ya ha sido expuesto en otras investigaciones anteriores, nos referimos a la participación de civiles, el caso “novedoso” del texto, es que casi la mitad del libro está dedicado a la familia Kast, familia que en los últimos meses ha tenido una fuerte notoriedad pública, por su participación activa en la elecciones presidencial de dos de sus miembros, aun que debemos decir que esta familia ha participado mucho en política desde antes del retorno a la democracia.
            Esta  supuesta investigación realizada por  Rebolledo, la inicia con una serie de afirmaciones que pecan de inmediato de mentiras retorcidas. Para empezar, el libro expresa mañosamente que el patriarca de los Kast, Miguel Kast Shindele inmigrante alemán, era miembro del “ejército Nazi”, que después de la guerra había “huido” a Chile con la ayuda de la Cruz Roja, ya que había “falsificado” su documentación, posteriormente un antiguo “oficial nazi” Erik Wünsch que había emigrado a Chile, tras la guerra, le ayudó a “conseguir” las visas. En noviembre de 1950, comenzó el éxodo definitivo hacía Chile.

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Toda esta información “investigada acuciosamente” por Rebolledo en realidad no es secreta, ni fue descubierta en un oscuro sótano del castillo de Wewelsburg (centro de las SS en Alemania) o sacada de los archivos del famoso cazador de nazis Simon Wiesenthal, ni tampoco descubierta en textos sobre la “operación ODESSA” (Organisation der ehemaligen SS-Angehörigen), si no del libro de la propia viuda de Miguel Kast,  Olga Rist Hagspiel titulado: “Misión de amor”, libro que desea ser un testimonio de un matrimonio católico, para otras personas, de hecho el libro es de fácil adquisición, basta ir a las tiendas Mahringer, que están  vinculadas al movimiento católico Shoenstatt para poder obtenerlo. La historia apunta a ser un testimonio de como una pareja cuando tiene verdadero amor puede superar todo tipo de problemas y adversidades, su autora se explaya con tranquilidad sobre la participación de su marido en la guerra, ya que este NO cometió ningún delito que pueda ser censurado. Después de leer el texto, se lo recomendaría a matrimonios y parejas que tengan problemas en sus relaciones amorosas.
Ahora volviendo a lo expuesto  tendenciosamente por Javier Rebolledo, en primer lugar, salta a la vista sus casi nulos conocimientos del régimen Nacional –socialista de Alemania, y por añadidura de la Segunda Guerra Mundial, ya que realiza una serie de afirmaciones que NO son reales. Primero, dice tajantemente que Miguel era miembro del “ejército nazi”, pero Miguel era en realidad miembros de la “Wehrmacht” o ejército alemán, el cual enganchaba a sus componente a través de la ley de reclutamiento obligatorio (promulgada el 16 de marzo de 1935), la que decía en su artículo primero << El servicio militar obligatorio es la base sobre la que se configuran las Fuerzas Armadas>>, por tanto, ingresar al ejército no era un acto voluntario y libre, de esta suerte, Miguel Kast tuvo que ingresar a las fuerzas armadas por obligación, para defender a su patria.  Fuera de esto, el ejército alemán por doctrina era apolítico y legalista, o sea que reconocía el legítimo gobierno que imperaba constitucionalmente en el país, que por desgracia era el de Hitler, recordemos que el partido nacional - socialista llego legal y democráticamente al poder, la mayoría de sus acciones las realizo bajo el paragua de la ley, entre otras, las leyes de Núremberg, este punto lo reconocía el famoso filosofo del derecho positivo Hans Kelsen (de origen judío); nos guste o no, esa es otra cosa.

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Miguel Kast con uniforme del ejército germano


También debemos tener presente, que si bien las fuerzas armadas del Tercer Reich eran apolíticas, entre sus miembros se fraguaron casi todos los atentados en contra de la persona de Adolf Hitler, ya que muchos de los miembros de la oficialidad veían al  Führer como el verdadero enemigo del pueblo germano, así queda bien acreditado con los complot realizados por el capitán Axel von dem Bussche en 1942  y el Coronel Claus von Stauffenberg en la famosa operación <<Valquiria>> de 1944.  
Dentro de este esquema inventado por Rebolledo, aparece una segunda afirmación, que Miguel Kast participo en acciones criminales dando por hecho que pertenecer al ejército alemán era sinónimo de violación a los derechos humanos, cosa que no es así, ya que en toda guerra los ejércitos cometen excesos y acciones deplorables, pero esta no es la doctrina oficial del ejército germano, aún más durante el juicio de Núremberg, el general Keitel reconoció que había actuado en contra de todo lo que creía, al dar la orden de destrucción total en el frente oriental (URSS) por presión de Hitler. Como el ejército alemán fiel a ciertas doctrinas no participaría de buenas ganas en exterminios y genocidios planificados, la cúpula de la jerarquía nazi hecho mano a su “propio ejército”, ese que era del partido y compuesto en su mayoría por fanáticos nacional –socialistas y anticomunistas, me refiero a las SS creadas por Heinrich Himmler, estas unidades desde el principio y por sobre la ley, realizaron actos terroríficos como: las unidades Einsatzgruppen que asesinaban impunemente civiles en Polonia y Rusia. Las SS tuvieron una serie de subdivisiones como: las SS Waffen o tropas de combate que estaban a las órdenes del ejército y el partido, pero más obedientes al partido, las Sicherheitsdienst o servicio de inteligencia que con el tiempo se transformaría en la GESTAPO, además de tener un ala civil – política llamada Allgemeine-SS. Fueron estas fuerzas las que realizaron la Solución Final y toda la política de exterminios raciales.  Por tanto, como Miguel Kast no era miembro de estas selectas unidades criminales, sino del ejército no se le puede acusar de ser un asesino, ni miembro del partido nacional- socialista, con esto no deseo exculpar acciones criminales de miembros y secciones del ejército alemán, pero también esas acciones bárbaras fueron realizadas por ingleses, franceses, estadounidenses y soviéticos, que definitivamente no fueron los buenos de la historia, sino simplemente los vencedores.
Miguel, como oficial participo en la  Operación Barbarroja o invasión de URSS, como otros 3 800 000 más, cumpliendo con el deber para con su país, Rebolledo esto lo encuentra “mal”, pero Miguel Kast o participaba o era fusilado por traición a la patria, como fue el caso de muchos alemanes, entre los que se encuentra el de Franz Jägerstätter (austriaco), en estado de guerra no hay muchas alternativas.      

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Franz Jägerstätter

Su experiencia en el ejército de Hitler incluyó, según el libro, la invasión a URSS, su escape del frente de Crimea por la contraofensiva del ejército  soviético, su ascensión a cabo en Austria y luego a subteniente, antes de partir al norte de Italia, donde fue detenido por el ejército estadounidense. El propio Kast contó en un artículo en la revista Hacer Familia, que “mi salvación fue haber sido destinado a Italia”.
Cuando la guerra aún no concluía, Kast obtuvo documentos de la Cruz Roja. “Un amigo lo convenció de que destruyera su carné de oficial del ejército y se quedara con uno nuevo como oficial de la Cruz Roja. Presionado por la incertidumbre y el temor de ese momento, Michael quemó sus papeles y aceptó los nuevos”, continúa su viuda, este punto es de comprender, el mundo odiaba a los alemanes, por muchas de las atrocidades que ellos habían provocado, por tanto los aliados no tenían un comportamiento muy humanitario hacia los rendidos en general, solo basta leer las ordenes emanadas de los aliados hacia los prisioneros de guerra para darse cuenta de la situación de los capturados en sus mano. Luego lo contactó  Erik Wünsch, un ex oficial del ejército germano que había emigrado a Chile tras la guerra, quien le ayudó a conseguir las visas para venir a este país, en busca de una vida mejor. En noviembre de 1950, comenzó el éxodo definitivo. Según lo que dice su familia Miguel fue un hombre bastante ejemplar ya que fue Rotario, miembro de la Cámara de Comercio, del Comité de Adelanto del Hospital de Buin, de la Asociación de Canalistas, integrante de Centros de Padres, bombero honorario, promotor de reconstrucción de iglesias y viviendas post terremotos, firme promotor de Centros de Adultos Mayores, padrino de muchas escuelas básicas, entre muchas otras actividades.
Miguel fundo una empresa de cecinas y restoranes llamados “Bavaria”, en los aciagos días de la represión más violenta de la dictadura militar, el periodista acusa a Miguel y a su hijo mayor de ser partícipe del asesinato de Pedro Vargas –que ocurrió en 1973-, que era militante del MIR y que había trabajado para su industria. Lo que no se dice es que junto con Pedro Vargas, trabajaban también su padre, don Bernabé Vargas, su hermano Jorge y uno de sus cuñados -casado con Silvia Vargas-, quienes tras la muerte de Pedro siguieron trabajando hasta que se jubilaron, esto nos llama poderosamente la atención, ya que el libro nos presenta estos hechos con imágenes de una ferocidad y crueldad mayúscula por parte de los Kast hacia la familia Vargas, y por otro lado, los hechos hablan en forma muy diferente, que esta familia permaneció al lado de sus supuestos verdugos, como el periodista puede explicar este punto, por tanto se puede apreciar una verdad a media y bien tergiversada por lo visto.  
Luego el libro se lanza en picada en contra del hijo mayor del clan Kast, el economista gremialista Miguel Kast, integrarse del Departamento de Estudios de la Oficina de Planificación Nacional (Odeplan), cuyo ministro era el capitán de navío en retiro Roberto Kelly Vásquez.  No hace ninguna acusación seria hacia el trabajo realizado en Odeplan, más que resaltar que es uno de los arquitectos de la imposición del plan “ladrillo” y el sistema neoliberal en Chile. Pero si menciona con vehemencia que fue consultor de la agencia de inteligencia sobre temas económicos, aún que deja en claro que no tenía ninguna relación con los organismos de represión, si siembra la duda sobre sus actividades, dejando alguna conjetura sobre si el participaba de la represión brutal de estos organismos o sabía de las políticas de exterminio.  Luego la investigación de Javier Rebolledo toma otro camino, ya que lo relaciona con la quiebra  de la Cooperativa de Ahorro y Crédito <<La Familia>>, -que el periodista la denomina “la Cutufa de los gremialistas” o sea del futuro partido Unión Demócrata Independiente UDI, dice-  que tuvo un rol central en el financiamiento del Frente Juvenil de Unidad Nacional, organización que contaba con un Consejo Nacional compuesto por 18 personas, entre ellos Miguel Kast,  al cual se acusa de realizar acciones fraudulentas que llevo en parte a la quiebra de la entidad, perdiendo sus afiliados, gente de clase media y pobres todos sus ahorros. Este punto que el periodista resalta tanto, fue desechado por los tribunales de la época, por falta de evidencia, el abogado de las victimas Pablo Rodriguez Grez, a quien no podemos tildar de amigo de la UDI o de la familia Kast, en entrevistas posteriores si bien sostiene la implicancia de terceros en la quiebra, y fraude, no realiza ninguna acusación directa de esto a Miguel Kast. Por tanto, como se puede apreciar, el periodista formulo su acusación en base a supuestos e interpretaciones muy personales.

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Lo peor del susodicho libro no es ser un texto poco serio y falto de rigurosidad, sino que como los libros del ahora poco celebre y hétero- machista Jorge Baradit, son citados por otros periodistas como <<santas palabras>>, de una verdad indudable y a toda prueba, como lo hicieron Javiera Parada e Ignacio Franzani, dando por hecho hasta sus más mínimos detalles.
El  viejo periodismo de las décadas de la dictadura y los primeros gobiernos de la concertación se han diluido completamente, nada queda de ese romanticismo y valentía, cuando escribir una denuncia te podía costar la vida, cuando era necesario que el mundo supiera la verdad de los hechos. Ahora, nuestros faranduleros y poseros investigadores están más preocupado del impacto mediático y el obtener generosas dadivas que de hacer verdadero y responsable periodismo, ya que nada se arriesga en la actualidad, más que ser invitado a un programa de televisión o contratado en algún medio de noticias.