EN LAS ARENAS DE ARRAKIS

jueves, 24 de noviembre de 2016

DESENMASCARANDO A JORGE BARADIT 2



DESENMASCARANDO A  JORGE BARADIT 2
10 BUENAS RAZONES PARA NO LEER
HISTORIA SECRETA II



             Continuando nuestra saga de denuncia al Seudo - Historiador Jorge Baradit, entregaremos la segunda entrega de porqué no se debe leer Historia Secreta de Chile II

Jorge en su postura Seudo intelectual

El Estado Chileno Persiguió Brujos en Chiloé.

            Nuevamente Jorge en su obsesión de exponer temas morbosos y faranduleros, nos expone una “historia secreta de Chile”, un “estado de brujos” en  el archipiélago de Chiloé (que Baradit en su desconocimiento geográfico habla del lugar como si fuera una isla). Esta historia en verdad no es de su autoría y menos de su invención sino que de Sergio Fritz “La Recta Provincia, una cofradía de brujos en el sur de Chile”, pero que el autor no denomina Estado, sino que una especie de hermandad que tenía su propia pirámide de gobierno, pero que a diferencia de Baradit no cae en el juego de las exageraciones baratas sino que le da su justo lugar en la estructura social “una cofradía” que por momento parecía una mafia en su actuar. Pero Jorge que tiene delirios imaginativos ve un poder en esta cofradía que es capaz de amenazar al estado mismo “Fue la creación casi desde la nada de un gobierno mágico que desafió al Estado chileno…” (p 47), afirmación que no se sustenta en ninguna fuente, claro está, como nos tiene acostumbrados el autor, además le recuerdo a Baradit que el autor de este texto, vale decir Sergio Fritz es conocido en el medio de escritores por ser seguidor de teorías mágicas, ocultistas y gnósticas, por tanto, no históricas propiamente tal.


El Archipiélago de Chile

        El capítulo continúa desarrollándose en una constante copia de las ideas de Sergio, exponiendo las mismas fuentes, hechos, incluso los mismos ejemplos dados en el ensayo de este últimos, en otras palabras un mero resumen, que Baradit adorna de vez en cuando con sus desvaríos de cuentista. Cuando se hace preguntas como: “¿Era posible que la intendencia de Ancud, representante del gobierno de Aníbal Pinto, estuviese enfrentando a una cofradía de fantasmas?” (p 48), que responde “En resumen, Chiloé existió un auténtico Estado monárquico ocultista que operaba en las sombras” (p 49), Baradit piensa que esta estructura mágica pudo poner en peligro el control del Estado de Chile sobre el archipiélago, en la mente de nuestro diseñador, Chile se está enfrentando a las grandes mafias del crimen organizado, una especie de cartel como México o Colombia, pero no fue así, lo sucedido en el archipiélago de Chiloé es casi un episodio anecdótico que tiene más bien una relación con el ethos cultural – social del lugar.



Sergio Fritz Roa. Escritor que gusta de la magia
, lo oculto y agnosticismo   

Por supuesto que Jorge no pierde instante para decir falacias como que en “Chiloé fue el último reducto de la Corona en Chile. Recién en 1826 los españoles fueron expulsados por los patriotas (p 51), pero el hecho es diferente, en primer lugar, los denominados “patriotas” se habían convertido en el estado – república de Chile, reconocido internacionalmente, por lo que no se puede hablar de “patriotas”, en segundo lugar, es importante mencionar que el archipiélago de Chiloé no pertenecía administrativamente a la gobernación de Chile, sino que a la del Virreinato del Perú, por tanto Chile se resistió a invadir Chiloé en un principio, luego de ser derrotados los españoles y realistas en Perú, Chile envió dos expediciones y venció a los realistas y firmó un tratado “Tantauco” con los vencidos, en donde queda establecido el traspaso de estos territorios al estado de Chile.
Como si tuviera una manía obsesiva, Jorge expone lo racional que era el estado de Chile en contra de la visión de la Iglesia Católica y la monarquía, pero como él no maneja los cambios de pensamiento en Occidente confunde racionalismo con positivismo, cuando dice: “…, moderna, alejada de las supersticiones de la monarquía, teniendo como emblema el racionalismo de los nuevos tiempos” (p 51). El racionalismo es una visión del pensamiento de Occidente que se desarrolla en el siglo XVIII y, por lo tanto, influencia el pensamiento de la corona española gobernada por la casa de los Borbones y a la propia Iglesia Católica, mientras que el positivismo es un sistema de pensamiento que se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX y tiene un asidero científico.

Como Baradit no puede perder el momento del sensacionalismo desliza ideas sin sentido como “…pero la tradición en Quicaví habla de fusilamiento masivos y otras formas de represión contra la brujería” (p 57), sabiendo que se trata de una tradición sin ningún asidero más que las ideas de un pueblo que posee una maravillosa imaginación y una gran tradición, pero él quiere resaltar el morbo para que le guste  más al lector.
Para terminar el capítulo Baradit nos da un buen consejo ridículo de programa farandulero, contrario a todo el “racionalismo” que parece predicar como sacerdote de la tolerancia y los nuevos tiempos “Hágalo, es un lugar maravilloso, pero quizás necesite de un dinero extra. Este autor recibió la información de que hoy un seguro contra la acción de brujos de La Mayoría cuesta alrededor de quinientos mil pesos” (p 58), que consejo más apropiado viniendo de un charlatán.     .





4.- ¿Hubo un movimiento Nacional Socialista en Chile?


Miguel Serrano y la celebración de 5 de Septiembre

Pero antes de analizar más en concreto este episodio “secreto” de nuestra historia, se debe informar al señor Baradit que todos los 5 de septiembre se reúnen en el Cementerio General los grupos nacional socialistas chilenos que realizan sendos discursos y tocan algunas marchas militares y gaitas, luego extienden sus brazos y realizan el ritualista saludo imperial romano, aún más, el escritor y líder del nacional – socialismo Miguel Serrano hasta su muerte participó de estos ritos conmemorativos que atraen a la prensa chilena e internacional como algo salido de un museo o de un documental de la Segunda Guerra Mundial, por tanto, qué tiene de secreto el hecho, no sé, probablemente Jorge no lo sabía, pero como si la cobertura periodística fuera poca,  en diversos programas de televisión abierta, en reportajes de revistas y diarios, en artículos de revistas universitarias y en memorias de licenciatura se ha estudiado el caso, inclusive en los planes y programas de Historia y C. Sociales se menciona la matanza del Seguro Obrero y la consecuente derrota de Ross Santa María, eso indica que el único que no sabía del tema era Jorge.



            Ahora que sabemos que el tema no es “secreto”, analicemos el capítulo, que se inicia con una pregunta capciosa: ¿Hubo un movimiento Nacional Socialista en Chile?, la pregunta a punta directamente a si en nuestro país existió  o no un movimiento que podría denominarse Nacional – Socialista, por tanto cualquier “hijo de vecino” esperaría una respuesta teórico – histórica que demostrara o desechara la existencia de tal movimiento político. Pero a medida que el lector  se interna en el citado capítulo, la respuesta a la pregunta inicial se esfuma, para convertirse en un relato de crónica policial, sobre los hechos acaecidos el 5 de septiembre de 1938, pero más sangriento y sensacionalista con detalles pervertidos de la masacre que como es costumbre en el autor no cita fuente para demostrar tales aseveraciones, más parecen las divagaciones de una mente extraviada que gusta decir “Frente a ellos, de cadáveres apilados en las posiciones más grotescas. Rostros desfigurados, miembros que colgaban, caras aplastadas; las paredes cubiertas de agujeros de balas, salpicadas de sangre y masa encefálica, vísceras colgando entre brazos y piernas crispadas” (p 73), con relación a esta imagen infernal, Baradit en su escueta bibliografía (dice haber leído tres libros y observar una entrevista al último sobreviviente de esta matanza), para ser imparciales hemos visto y leído los textos citados y podemos decir que estos no exponen el tema tan gráficamente,  más bien son libros que hablan de los sucesos y sus repercusiones políticas, teorizando sobre ciertos hechos y personajes, mientras que el entrevistado hace muchas relaciones a su vivencia, por lo que la descripción de la escena dantesca corre por cuenta del autor, sin apoyo de fuentes. Pero, además se puede apreciar que no toma las teorías de estos libros como lo que son: “teorías”, si no que las hace verídicas de un plumazo, como cuando dice: “El intento de golpe de Estado de Ibañez, su enemigo de siempre, había terminado. El final había sido demoledor, cruel y definitivo” (p 81), pero la investigación posterior al fallido intento de golpe demostró que Ibáñez no tenía conocimientos del hecho, que el plan había sido urdido por los mandos del MNS (Revista Dimensión Histórica Nº 1, 1984 p 42.UMCE), al igual que se especula que fue Arturo Alessandri quien estuvo detrás de la orden de exterminio, pero no se han encontrado pruebas contundentes del hecho, como alegremente se afirma tajantemente en Historia Secreta de Chile.

            Luego del sangriento relato que incluye la cantidad de sangre que tiene una persona en el cuerpo “Un cuerpo humano tiene cinco litros de sangre en el cuerpo, y esa tarde bajaba por los peldaños la de una treintena, como envases rotos de máquinas quebradas” (p 78), que más parece un relato del  siniestro doctor Mortis que un trabajo de historia, al parecer nuestro diseñador desea impactarnos con el rio de sangre, aunque no tenga importancia para construir una hipótesis o tesis histórica. Pero como si fuera poca la ficción Jorge dice que el grupo de jóvenes MNS que habían sido traídos de la Universidad de Chile fueron ultimados después que los del Seguro Obrero, pero hasta donde se sabe del hecho en sí, los dos grupos fueron reunidos y luego se les disparó, incluyendo algunos trabajadores del mismo seguro, parece que a juicio del autor la ficción era más entretenida si se asesinaba por separado a las personas.

            La masacre provocó la renuncia de Ibáñez porque fue detenido y procesado, y no como un acto de grandeza como parece Baradit dejar expuesto, eso provocó que las fuerzas del MNS y otros grupos políticos que apoyaban a Ibáñez se inclinaran por Pedro Aguirre Cerda, que Baradit dice: “Pedro Aguirre Cerda, quien finalmente ganó la elección por apenas cuatro mil votos, inaugurando uno de los períodos presidenciales más brillantes de nuestra historia” (p 82), claro está que esta afirmación no es sostenida por ningún argumento de nada, solo parece que Pedro Aguirre Cerda es del gusto de nuestro diseñador y por eso es el más brillante, esto es,  un juicio de valor, o sea, una falacia más.
            Para terminar su relato y como es su costumbre Baradit expone una serie de ideas “morales de la Nueva Era” tomadas al azar como  “¿Para qué sirve saber historia? Habría servido para conocer y rechazar a Humberto Arriagada…” (p 82), pero la verdad es que sus especulaciones moralistas livianas quedan en rasgaduras de vestimenta, finalizando así el capítulo con una frase de Alfredo Jocely – Holt “Siempre el olvido, siempre el peso de la noche” (p 82), me imagino que esta parte dentro de la crónica policial es el punto humano, ese que hace que los lectores nos identifiquemos con la víctima, pero Baradit parece olvidar que él está haciendo un texto de historia, en el cual nos inclinamos no por las víctimas, sino por los hechos.

            Y como si fuera poco, NO responde nunca la pregunta si en Chile hubo o no un movimiento nacional – socialista, ya que en las páginas 63 y 64 solo hace un grosero resumen muy a la rápida del MNS dando características, pero en ningún momento profundizando en sus ideas políticas, como, por ejemplo, que odiaban la corrupción, usaban los signos y uniformes del partido nacional – socialista alemán, estaban en contra del sistema capitalista y se parecían a los comunistas, pero eran nacionalistas furiosos, que deseaban un gobierno personalista como Alemania, Italia, España y Argentina ( una aclaración en 1938 en España se vivía una guerra civil, por tanto Francisco Franco solo gobernaba una parte, y su gobierno es personalista – militarista y no fascista. En Argentina gobernaba Perón pero a través de un régimen democrático, con un congreso, aun cuando era un “caudillo populista”, ya que nunca fue fascista, pero Baradit como siempre mezcla peras y manzanas por su poco conocimiento de los temas). Por lo tanto, si el lector espera una respuesta a la pregunta hipotética, esta nunca llegará, se le sugiere leer Dimensión Histórica de Chile Nº 1, 1984  “Las Ideas Nacional – Socialistas en Chile 1932 – 1938”, Erwin Robertson Rodriguez o “Historia del Fascismo” de Payne, libro y artículo que Baradit desconoce y que muy bien documentados ambos explican que es en realidad el MNS y no lo que burdamente y groceramente dice Baradit dibujando grandes trazos sin ton ni son.


Erwin Robertson Rodriguez


Payne

sábado, 19 de noviembre de 2016

H.P LOVECRAFT: ENTRE EL RACISMO IMAGINARIO Y LA FRATERNIDAD REAL







EL CICLO LOVECRAFTNEANO

La siguiente entrega de este blog esta dedicado a escarbar en la vida y obra del escritor de terror P.H. Lovecraft, con esta finalidad se hará entrega de varios artículos sobre este apasionante tema. 




H.P. LOVECRAFT:
ENTRE EL RACISMO IMAGINARIO Y LA FRATERNIDAD REAL


           
En varias conversaciones cuando era un estudiante de la universidad salió el tema entre los que leíamos al escritor norteamericano Phillips Howard Lovecraft, si este había sido un racista o no, en la mayoría de los casos llegábamos a la certeza absoluta de que lo era, incluso no faltó el compañero de charla que agrego alguno que otro dato extra para reforzar esta idea, extraído de su imaginación y entusiasmo personal por demostrar su gran dominio de la vida del excéntrico escritor norteamericano.
Esta certeza sobre el racismo de Lovecraft está sustentada en sus narraciones, poemas y cartas, la forma de describir a las personas que no fueran del estereotipo anglosajón y que no provinieran de las tierras nórdicas de Europa, muy especialmente de Inglaterra, eran mostradas como seres que confraternizaban con el mal, sus rasgos eran descritos  haciendo énfasis en sus características étnicas, que constantemente eran relacionadas con su dudosa moralidad y comportamiento social, como se puede apreciar en el cuento <<La Llamada de Cthulhu>> “Examinados en el cuartel de la policía, luego de un viaje agotador, los prisioneros resultaron ser mestizos de muy baja ralea, y mentalmente débiles. Eran en su mayor parte marineros, y había algunos negros y mulatos, procedentes casi todos de las islas de Cabo Verde, que daban un cierto matiz vudú a aquel culto heterogéneo”, incluso Lovecraft llegaba al extremo de su desprecio hacia lo extranjero, reforzando su desagrado hacia las formas  fonéticas de sus lenguas, ya que él ponía gran importancia en el valor superior de la lengua inglesa y su perfecta pronunciación, esto queda bien expuesto en el relato <<El Caso de Charles Dexter Ward>> “… un hombre de facciones ratoniles y acento gutural…”, con los antecedentes antes expuestos podríamos decir que Howard Phillips Lovecraft era un xenófobo empedernido, incluso brutal.
El racismo de Lovecraft era reforzado con la idea que flotaba en revistas y pequeñas biografías de su visión positiva sobre el  fascismo germano, aún más no faltó quien dijo que además de ser un fascista declarado, solo le había faltado vida para ingresar al partido nacional – socialista de Estados Unidos, recordemos que Lovecraft murió el 15 de marzo de 1937 y, por tanto, dos años antes que estallara la Segunda Guerra Mundial y a cuatro de que Estados Unidos entraran a la conflagración, por tanto en muchos círculos de Estados Unidos la Alemania  NAZI no era mal vista, incluso admirada. Esta idea se me vino a confirmar cuando cayó en mis manos por casualidad una revista de “cultura y política alternativa” llamada “Ciudad de los Cesares” editada en Chile, de clara filiación nacional – socialista, en la cual se hacía un análisis de tres narraciones “mágicas” sobre el continente de la Antártica de los escritores Edgan Allan Poe con la novela “Las Aventuras de Arthur Gordon Pin”, P. H. Lovecraft con la novela corta “En las Montañas de la Locura” y el ensayo – relato de Miguel Serrano “Quién Llama en los Hielos”, este artículo escrito por Sergio Fritz Roa, para mí fue la comprobación del acercamiento al nacional – socialismo de Lovecraft, ya que se notaba cierta admiración en estos círculos por su obra.


Por muchos años cada vez que me preguntaban cuál era mi postura sobre el pensamiento de Lovecraft, siempre decía que era necesario separar sus ideas xenófobas con lo genialidad de sus escritos. Con los años, mi fascinación fue creciendo por aquel hombre que era capaz a través de un relato barroco y con un argumento reiterativo en sus narraciones: “el terror cósmico onírico” trasportarme hacia dimensiones fantásticas, eso me empujó a escudriñar más en su vida. De esta manera, fueron cayendo en mis manos diferentes biografías y algunas de sus cartas, como se sabe, P. H. Lovecraft fue uno de los más prolíficos escritores de cartas, se piensa que escribió alrededor de seiscientas mil, aun cuando la mayor parte de ellas se perdieron, como se comprenderá yo solo he leído unas cuantas.
Esta profundización en los escritos y vida de Lovecraft me hizo reflexionar sobre diversas ideas preconcebidas que tenía del autor desde mi juventud, entre ellas su racismo, que  se derrumbó frente a los hechos. Las cartas presentaban a un hombre tremendamente gentil, de una jovialidad que por momentos podía ser hasta majadera, de una timidez muy marcada, a pesar de esto, tuvo una gran cantidad de amigos, que por supuesto varios de estos no se ajustaban a sus perfiles y tópicos raciales y culturales ingleses. Las cartas reflejaban que era un hombre que amaba el conocimiento por el conocimiento mismo, que si hubiera gozado de un bienestar económico significativo habría recorrido cien veces el mundo, lanzando al mar sus temores xenofos, si es que los tenía, solo con el deseo de ver esos mundos que imaginaba. Que finalmente, poseía un universo interior mágico tan grande como un niño, que decidió compartirlo con todas las personas, solo quería expresar el dolor, la pasión, los miedos profundos y la fantasía en su máxima perfección. Por lo tanto, estábamos en presencia de un hombre de contradicciones, que gritaba su conservadurismo a los cuatro vientos, pero que tenía actitudes liberales, que realizaba odas a la violencia militar, pero que no era capaz de matar una ardilla de un tiro, ya que la única vez que lo hizo lo acosó un tremendo sentimiento de culpa suficientemente fuerte como para no hacerlo nunca más. Un hombre que tenía un racismo que le servía como una formula estética, una especie de escudo frente al mundo, pero que en la práctica nunca fue real, nunca creyó y practicó de verdad.
Como se sabe Lovecraft a los veinticuatro años de edad publicó su propio diario cultural y literario llamado “El Conservador”, no era su primera incursión en el mundo de las publicaciones, ya que a partir de sus cortos ocho años público su primera revistas de astronomía llamadas “La Gaceta Científica” (1899-1907). En este periódico realizo algunas aseveraciones racistas, sobre todo en su artículo sobre la defensa de la lengua anglosajona, muy particularmente sobre los arcaísmos como un importante elemento lingüístico, para que no fuera contaminada la pureza cultural del mundo Inglés por elementos que fueran impropios. Pero más fuertes fueron sus comentarios en un artículo en donde hace una apología sobre la culturas nórdicas de Europa, muy particularmente de Inglaterra y Alemania, en la cual ensalza el desarrollo científico y técnico de ambos países, colocando énfasis en la superioridad racial de ambas naciones por tener un tronco en común, ser germánicos “El teutón es la evolución (…) Al rastrear la trayectoria del teutón a lo largo de la historia medieval y moderna, no encontramos excusas posible para negar su real supremacía biológica” ( Gomez, Teo. Lovecraft “Antología”, p 28.)


La pregunta es de dónde extrajo estas ideas xenófobas, los especialistas dicen que inicialmente las obtuvo de una educación victoriana por parte de su familia materna, recordemos que después de la muerte de su padre  Winfield Scott Lovecraft de una neurosifilis, el pequeño Phillips junto a su madre se trasladaron a vivir a casa del padre de ésta, el industrial y destacado miembro de la sociedad de Providence Whipple Van Buren Phillips, desde este momento la influencia de sus tías y abuelo fue constante y fuerte. Esta era una familia de grandes ínfulas de empresarios y antiguos comerciantes, de ahí que las tías se esforzaron por marcar en el joven Phillips una visión fuertemente clasista y racista de la sociedad, que por momento casi parecía de casta. Si a esto añadimos que la educación a finales del siglo XIX y principio del XX estaba marcada por los principios del darwinismo social y las ideas profundamente racista del seudo – positivismo, que dieron sustento ideológico a horrorosas masacres y genocidios planificados como la campaña en contra de los indígenas de las praderas en Estados Unidos que en solo diez años destruyó la cultura ecuestre de estos orgullosos “Pieles Rojas”, o el sufrido en Chile por los Selk- nam en Tierra del Fuego y su literal exterminio, podremos comprender porque un espíritu creador y liberal como el que tenía Lovecraft puede exponer esas ideas, no olvidemos que escritores de la talla del premio nobel Joseph Rudyard Kipling ( El peso del hombre blanco y su deber civilizador) estaban en la misma senda.
Fuera de la educación recibida, Lovecraft desde pequeño tuvo una fuerte inclinación por la lectura y los estudios autodidactas y comenzó a leer los libros de la enorme biblioteca de su abuelo, en este punto es inténsate lo que expone el escritor y especialista en la vida de Lovecraft, ST Joshi en su libro “La Biblioteca de Lovecraft”, que una buena parte de estos eran textos con fuertes elementos racistas, por tanto, todo el  ambiente en que estaba sumergido el autor nos puede hacer comprender sus ideas.
Pero este racismo pretérito de Lovecraft no se sostuvo durante toda su vida de escritor, sino que a medida que su deseo insaciable de lecturas fueron satisfechas otorgaron otras ideas a su visión del mundo, en otras palabras fue cambiando progresivamente su visión del “otro”, el extranjero y sus culturas. A lo antes expuesto debemos agregar que Phillips tenía una gran necesidad de relacionarse socialmente con otros escritores e intelectuales, generar amigos era parte de su personalidad cándida y profundamente cariñosa, ésta, por lo tanto, no se condecía con la de un hombre racista y de modales diferenciadores.


L. Sprague de Camp
Tiempo después de la muerte de Lovecraft,  se fue creando el “Mito” de su racismo, los primeros autores que construyeron esta línea argumentativa son el francés Michel Houllebecq en su libro “Contre le Monde, Contre le Vie” y el norteamericano L. Sprague de Camp, “HP Lovecraft: Una biografía”.
El primer autor, aparte de hacer un análisis a la obra literaria de Phillips, nos expone una teoría sobre el racismo de Lovecraft, el cual a juicio del escritor galo se reduciría al miedo, miedo al cambio, a lo diferente, la ideas de monstruos solo respondería a ese miedo visceral, por esta razón Lovecraft para poder combatirlo se aferró con todas sus fuerzas a lo “,material”, a lo concreto como la superioridad de sus origen anglosajón, a la cultura que este grupo representaba. Por tanto, los seres abyectos, los horrores sin nombre y de formas nauseabundas vendrían a ser solo extranjeros disfrazados de bestias. Las ideas de Houllebecq se refuerzan por ciertas cartas escritas por Lovecraft cuando vivió en Nueva York junto a su esposa en un pobre barrio de la ciudad, lleno de inmigrantes conocido como  Red Hook de donde aparecieron relatos como “El Horror de Red Hook”, en la trama de este cuento un detective llamado Thomas Malone realiza una investigación de cosas raras en el barrio de Red Hook, la investigación se centra en un personaje oscuro llamado Robert Suydam que se ve rodeado por ejércitos de extranjeros y seres tenebrosos, el relato tiene un fin terrorífico como se podrá suponer.


Michel Houllebecq
El segundo autor mencionado, L. Sprague de Camp, que es un respetado escritor de fantasía y ciencia ficción, autor de varias sagas de Conán “El Bárbaro”, que vinieron a enriquecer el mundo creado por Robert. E. Howard, éste destacado escritor de la década de los 50’ tiene una de las biografías más completas del excentrico de Providence, que nos entrega detalles muy sabrosos de su vida, el único problema es que peca en su libro de realizar algunas generalizaciones y juicios de valor con relación a aspectos de la vida de Lovecraft, uno de ellos es su supuesto racismo, colocando énfasis en aquellos puntos más negativos de sus escritos y realizando una exposición que por momentos parece descontextualizada de la obra, aun cuando L. Sprague de Camp en todo momento muestra su respeto y veneración por el escritor de Providence, por tanto no hay mala intención, solo una notoria exageración. Estos escritores vinieron a reforzar la idea del racismo casi visceral de Lovecraft, como dije solo resaltando unos aspectos de los escritos, pero no profundizando en algunos elementos estéticos, tampoco en los periodos temporales en los cuales fueron escritos, lo que hubiera ayudado mucho a comprender ciertas facetas del autor y cambios posteriores a estas visiones gracias a nuevas lecturas del escritor, tampoco indagaron mucho en el origen étnico o cultural de las amistades de Lovecraft, solo penetraron en su relaciones personales con estos amigos y amigas que tuvo, dando casi por hecho condiciones raciales favorables a las ideas de Lovecraft entre estos amigos, quizás una investigación más acuciosa de las amistades del escritor de Providence hubiera echado por tierra el “Mito de su xenofobia”.


August Derleth

El racista empedernido de Lovecraft no era un tema entre las personas que lo conocieron de cerca, en este caso sus amigos y su esposa, tenían una visión totalmente contraria a esta concepción de Lovecraft, para August Derleth consideraba que Lovecraft no encarnaba su odio contra los extranjeros en sus narraciones, sino que representaba un elemento estético dentro de la narración, en otros términos, un juego de escritura, que lo trasformaba en único en este punto y hacía atractivo sus relatos, poemas o análisis literarios. Esto nos explica cómo era posible que este hombre que alguna vez dijo: “El negro es biológicamente inferior a todas las razas blancas y hasta la mongólica” o que “El Ku-Klux – Klan, ese grupo de nobles…”, pudiera haber tenido como un gran amigo  a Sam Loveman, un librero, escritor y poeta de ascendencia judía, con quien se carteaba y visitaba a menudo y por el cual profesaba un profundo respeto y simpatía como queda atestiguado en la carta que dirige a A.T. Renshaw en 1922. Pero este no era el único judío, por el cual sentía una sincera admiración, otro personaje  muy importante fue el periodista, escritor, abogado y cónsul Adolphe Danziger De Castro, que además de ser judío, era oriundo de Polonia, con el quien Lovecraft incluso escribió dos importantes cuentos en colaboración, nos referimos a “El Verdugo Eléctrico” y “La Última Prueba” y con el cual por casi diez años se escribió, a todas luces al genio de Providence nada le importó que fuera judío y un polaco, para él era un gran amigo. Lovecraft no solo sintió un sincero cariño y respeto por amigos de origen judío, sino que admiró a otros por su inteligencia, sin conocerlos en persona, como es el caso de Albert Einstein, que es citado en el cuento “El que susurra en las tinieblas” (1930), en esta narración Lovecraft hace una magnífica exposición de algunas de las ideas del premio nobel de física, cuando dice “¿Sabía usted que Einstein estaba equivocado, y que ciertas fuerzas y objetos pueden moverse a una velocidad superior a la luz?”, lo que demuestra dos cosas, primero, que conocía parte de la obra del físico alemán, y la segunda, que no tenía ningún problema que fuera judío y extranjero, sino que valoraba sus profundos conocimientos. Para terminar el desfile de judío en la vida de Lovecraft está la más importante de todos ellos, Sonia Greene de origen ruso y ascendencia judía, la cual a todas luces no tenía el perfil cultural y racial que admiraba Lovecraft, pues era de tierras bárbaras de Europa Oriental y perteneciente a “esa raza maldita”,  con la cual contrajo matrimonio, y los primeros momentos fueron verdaderamente idílicos, ya que después de un viaje a Boston donde la conoció, contrajeron matrimonio  y se avecindaron en Nueva York, y si no hubieran tenido problemas económicos tan fuertes y la necesidad de una separación forzada, primero por la enfermedad psiquiátrica de Sonia y luego el tener que trasladarse ella de trabajo quizás el matrimonio hubiera sido más fructifico y feliz.


Adolphe Danziger De Castro
Estas relaciones con personas judías no impidieron que Lovecraft continuara utilizando el concepto de ”lo judío” en sus cuentos de horror, como seres abyectos y tenebrosos, por lo tanto, aquí queda confirmada la visión de Derleth, parece ser que las ideas racistas de nuestro escritor se diluían para transformarse en una idea estética – narrativa, solo así se puede comprender que no hacia salvedad con sus amistades y aun con la mujer que contrajo matrimonio, lo que un racista verdadero no hubiera hecho jamás.
Con el tema del supuesto acercamiento a la ideología nacional-socialistas, se debe comprender como los típicos entusiasmos de Lovecraft por ciertas ideas, que luego desechaba producto de sus lecturas, uno de los caso más singulares era su pasión belicista antes de 1917, que incluso lo llevó a enrolarse como soldado para la Primera Guerra Mundial, esto se explica porque en su imaginación la guerra tomaría ribetes idílicos y de epopeya, la rápida intervención de su madre le salvó de esa absurda idea belicista que tanto predicaba, muy contradictoria con sus acciones, ya que solo una vez en su vida utilizó un arma y fue para matar a una ardilla, el acto le creo tal conmoción mental que nunca más disparó, como dijéramos antes. El tema del acercamiento a la ideología nacional – socialista está en la misma dirección, los textos y periódicos que llegaban a su poder ensalzaban las obras realizadas con el advenimiento de Hitler en Alemania y, por tanto, más de una vez se le oyó decir que le gustaba el gobierno NAZI y su obra, pero bastó que una amiga suya viajara a Alemania para que a su regreso le relatara los horrores que ya empezaban a asomar en el mundo germano, con esto Lovecraft cambió su visión en ciento ochenta grados, exponiendo públicamente que “Hitler era un idiota” y que muchas cosas que había defendido antes ya no lo haría, aún más al final de su vida se comenzó alejar de sus ideas conservadoras e inicio un acercamiento fuerte al socialismo norteamericano, incluso voto en las elecciones presidenciales por D. Roosevelt, hombre que encarnaba las ideas de cambios sociales y una defensa sobre los derechos de los trabajadores que a todas luces Lovecraft años antes repudiaba y que en la década del 30’ apoyaba.


Lovecraft y Sonia Green

P.H. Lovecraft es evidente que vivía en un mundo paralelo a la realidad, desde muy niño se construyó un universo onírico, lleno de aventuras y seres mágicos, que fueron cambiando a un “horror sin nombre”, pero este mundo literario, este mundo construido en palabras era uno, mientras que las acciones en el mundo concreto o real fueron totalmente diferentes, incluso contradictorias a aquel. De Lovecraft se puede decir mucho, pero lo que no se puede afirmar, ni acusar es de ser un racista y odioso hombre, ya que los hechos muestran todo lo contrario.