EN LAS ARENAS DE ARRAKIS

martes, 30 de octubre de 2018

A 101 años de la revolución de octubre una Pequeña reflexión







A 101 años de la revolución de octubre
una Pequeña reflexión




            Por estos días, se han cumplido ya ciento un años de la Gran Revolución Socialista de Octubre, esa que vino a echar abajo los pequeños atisbos de democracia burguesa propuestos por los social demócratas rusos, dirigidos por el carismático Aleksandr Fiódorovich Kérenski (Partido Social-Revolucionario), que a su vez, había derrocado a la vieja y autocrática dinastía de los Romanov.
            La revolución de Octubre fue la obra y gracia de un hombre de la extrema izquierda rusa, nos referimos a Vladímir Ilich Uliánov, quien aprovechando una serie de desaciertos del gobierno provisional, como mantenerse en la Primera Guerra Mundial, a pesar de los deseos explícitos de la población por salir de aquel infierno, su incapacidad de controlar la inflación y el desabastecimiento; y por sobre todo, dar una excesiva libertad a una población que jamás había participado en política, en un clima de libertad de expresión y conciencia, desconocido para el pueblo ruso, llevó al pequeño partido de los  bolchevique al poder.

            En un extraño entretejido de conspiración, mentiras y manipulación; el  grupúsculo de bolcheviques, supo interpretar perfectamente el clamor popular del momento, que se definía en simples slogans de <<Paz>>, <<Pan>> e <<Igualdad>>, cada término, cargado con un peso semántico preciso, pero que al mismo tiempo, era de libremente interpretable para cada persona que los vociferaba por las frías calles de Petrogrado. En esta materia, los comunistas fueron esencialmente populistas, aprovechando esas coyunturas, se logró apropiar del control del  <<II Congreso de los Sóviets>>, gracias a los manejos de otro histórico de la revolución soviética, Lev Davídovich Bronstein, quien a la larga demostraría con creces ser el más culto de ese grupo de sujetos extremistas. De esta forma, cualquier reacción por parte del gobierno provisional hacia los bolcheviques, sería una acción en contra del mismo estado. Es así, que el asalto del palacio de Invierno, casa de gobierno, era una cuestión de tiempo. El  25 de octubre de 1917 se desencadeno el ataque contra lo que pudo ser una democracia liberal en el seno de una sociedad que se despertaba recién al mundo de la igualdad y libertad, nada que decir del asalto, planificado en sus más mínimos detalles, apoyado por los anárquicos marineros del Acorazado Aurora, que iniciaron la toma, la guardia femenina creación original de Kereski, puso una de las resistencias más heroicas y desigual frente a las hordas de soldados, marinos y hombres del partido comunista. El triunfo fue predecible, iniciándose el primer gobierno del proletariado en el mundo, parece que la predicción de Carlos Marx en parte se cumplía o se forzaba a cumplirse, para el caso, era lo mismo.
            El nuevo gobierno del pueblo,  jugo en sus primeros momentos a afianzar su poder político, es así que las medidas que tomo como entrega de tierras al campesinado, reformas económicas, entre otras, apuntaban a lograr el apoyo popular, esto por su puesto no impidió la reacción de liberales, monárquicos y nacionalistas, para frenar los avances del primer paraíso socialista, además de la intervención extranjera, claro está. Gracias a las acciones militares de León Trotski, la situación fue superada y la guerra civil fortaleció más al régimen, la evolución de éste no fue hacia la libertad y la igualdad,  como se podría suponer, sino a la conformación de un totalitarismo, que busco por todos medios eternizarse y crear la condición de que su sistema político – social – económico era correcto, que se estaba en el verdadero camino de cumplir las leyes históricas, predicadas por el mesías Marx, que como lo refleja muy bien George Orwell en “Rebelión en la granja”, cantaba de buen o mal grado, todos los ciudadanos de este nuevo estado socialista.
            
El dominio de las masas a través de la propaganda, el manejo masivo de los medios de comunicación y por supuesto,  el terror,  decanto en un sistema alienante, cruel, sostenido en una compleja maquinaria estatal, en donde cada individuo pasaba a ser parte integral de esta estructura bestial e insólitamente homogeneizadora. En que termino el gobierno de Lenin, en las pequeñas luchas por los nichos de poder entre los “viejos revolucionarios”, imponiéndose, fuera de toda predicción el más mediocre, pero hábil de todos: el demonio Stalin, quien en un juego de terror a escalas nunca vista, logro trasformar la arcaica sociedad soviética en una de las más industrializadas, era la voluntad de un hombre, que se imponía al resto, la Unión Soviética termino por ser potencia, pero cual fue el precio, millones de muerto, una sociedad esclava, sin vida, sin pasión, como lo sucedido en la ya citada granja de los animales.
            La idea del paraíso en la tierra, de esa religión sin Dios, pero con un dios, el amado líder, quien quiera que sea según el país donde se impusiera, ya que el sueño se extendió por el mundo,  como fue Mao Zedong en China, Fidel Castro en Cuba, termino por imponer un totalitarismo sangriento, fue la extraña fascinación y seducción del mundo de la segunda mitad del siglo XX. El sueño igualitario, que para  1980, era ya una pesadilla, con miles de millones de muerto, tuvo un despertar terrible, con el desplome de los socialismos reales, la destrucción de la maquina anquilosada, burocráticamente corrupta e ineficiente, de un comunismo que no logro responder los más mínimos sueños de una población necesitada de cambios, de justicia social, esto era porque en la práctica el Zarathustra comunista, Carlos Marx, "el gran charlatán" se había equivocado en cada una de sus predicciones, la sociedad liberal burguesa no cayó, la situación de los obreros mejoró en los países capitalistas, la libertad y la igualdad se empezó a ser fuerte en la sociedades occidentales, hasta llegar a un hiperindividualismo. La democracia burguesa demostró fuerza, consistencia y gran capacidad de cambio, para responder a las necesidades de una cada vez más individualista y aburguesada sociedad, que buscaba el confort personal y no colectivo; es así que la tecnología fue la gran herramienta, que termino por hacer sucumbir este mundo social “perfecto”, construido en las más absurdas predicciones, el dios se había equivocado, y su religión no tenía sentido de ser.

            En la actualidad que ha quedado de ese comunismo comprometido, revolucionario, ese que decía: “proletarios del mundo uníos”, nada, aun que, hoy,  en oscuros callejones existen los nostálgicos, los disciplinados, los defensores del sueño, que aun salen a la lucha en la romántica barricada, que todavía esperan que se cumpla las pitonisas predicciones del filósofo germano, es evidente que esto es más un acto de voluntad, que de razón, pero el signo negativo no se puede borrar de su ideología del odio, nuevamente citando al clarividente Orwell en "1984". Algunos dirán que aún existen estados que se autodenominan comunistas, pero en honor a la verdad, solo son una sombra del monumento, ya que están sumergidos en un neoliberalismo económico,  más salvaje, que el de los países capitalistas occidentales, como es el caso de China popular.



            Que queda de la gran revolución de Octubre, otra vez, nada, porque habría de quedar algo, los millones de muertos, torturados y desaparecidos, es un muro infranqueable en nuestros días de derechos humanos, para reflotar la pesadilla revolucionaria. Reviso los diarios y parece que el cumpleaños de la revolución ninguna persona desea  celebrar, por lo menos en público. Es triste, saber que este cambio mundial, solo fue un paréntesis en la historia, que de ella solo salió un gran vacío, una desolación  existencial,  que por desgracia, no se ha podido llenar con nada, porque como dijo en algún momento el profeta judío Nehún (3, 1) “Ay de la ciudad sanguinaria! Toda ella es engaño; está llena de pillaje y de incesante rapiña.”,  refiriéndose a la extinguida ciudad de Nínive, capital del imperio Asirio, así también es recordado este paréntesis en la historia universal, como una época oscura, sanguinaria, llena de engaños, que solo produjo desolación en la humanidad.                   

domingo, 14 de octubre de 2018

Dictadura ¿Otra historia secreta de Chile? de Jorge Baradt






Dictadura
¿Otra historia secreta de Chile?

PRIMERA PARTE

            Como una profecía auto cumplida, resulto nuestra última frase en el post dedicado al libro <<Historia secreta de Chile III>>, cuando vaticinamos que Jorge Baradit volvería en gloria y majestad, cuan musa de las letras, con un nuevo libro de seudo-historia, pensamos ingenuamente que este hombre ya no tendría el placer de violar a la casta Clío, en su propio lecho, pero no, porque nuestro intrépido diseñador regreso a  las arenas de la investigación con más brío que nunca, dispuesto a impactarnos con una verdad oscura y oculta, que él, y solo él, puede desentrañar completa y lucidamente, para esto solo debemos ver su bufonesca y circense presentación que hizo de este nuevo libro, en donde y como es habitual en él, lanzo ideas al aire sobre la importancia de su trabajo histórico, los responsables del golpe de estado y luego del gobierno militar, incluso se adentró en los dos primeros gobiernos de la Concertación, acusándolos de ser los continuadores de la dictadura, porque sus respectivos presidentes eran demócratas cristianos y estos habían apoyado la caída del gobierno de Salvador Allende G, curiosamente nada dijo del gobierno de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, continuadores naturales de la Concertación y del sistema de libre mercado, herencia del gobierno militar por cierto, será por motivos de interés personal, para no perder el apoyo de los socialistas snob y renovados como nuestro Jorge, uno nunca sabe, el hecho que solo descalifico a los dos primeros.


Lo curioso es que a Baradit, no le basto ser desenmascarado públicamente como un fraude, un mero producto del mercado, que contaba “cuentecillos” sobre el pasado lejano y  reciente de nuestra nación, y que por su puesto, estos relatos  No eran secretos. En su primer libro, invento literalmente hechos y saco conclusiones a partir de sus propias fantasías, que además se basaban en dudosas páginas de internet como “Wikipedia”; que en su segundo tomo, se dedicó alegremente a plagiar literalmente libros de historia, artículos periodísticos y novelas, para luego adjudicárselas como creaciones propias de su inagotable y fecundo intelecto, por más que se le dijo que estos textos eran hipotéticos y en el caso de las novela, una ficción, él obstinadamente las recreo como hechos verídicos hasta en sus más mínimos detalles, condimentando estos relatos con ríos de sangre como telón de fondo a sus ya escrizofrénicos escritos;  en su tercera entrega, realizó resúmenes de otros libros y artículos, dando por hecho su veracidad en absoluto. Cuando un canal  le ofreció un programa televisivo para que hablara de temas históricos reales, se arrastró por el lodazal para que historiadores de peso, como Gabriel Salazar, fueran a su programa y le dieran el cimiento serio a sus exposiciones, un giño de ojos nunca esta demás para ser exitoso, así logro que algunos historiadores lo aceptar como un pobre producto del sistema, pero necesario, que ayudaba en algo a la discusión histórica e intelectual, en una televisión plagada de farándula, teleseries turcas y muchos programas amarillos, es así,  como el mismo Gabriel Salazar avalo sus absurdos escritos, como parte de un relato histórico extraído de las “masas ciudadanas” y que por este motivo, el viejo sociólogo e historiador, soldado de mil batallas accedió a presentar el pasquín en público.
Después de este lastimoso recorrido por la obra de Jorge, que para nosotros ha sido peor que el realizado por Dante en el Infierno de la <<Divina comedia >>, pudimos llegar a la conclusión, que el trabajo de nuestro conspicuo diseñador quedo en la más absoluta evidencia de ser simplemente un relato banal y farandulero,  uno más del momento, que solo tenía un sentido de entretención y nada más. Pensamos con algo de ingenuidad, vuelvo a decir, que el poco reflexivo Baradit se despediría de la investigación histórica como ingreso, sin pena, ni gloria, pero nos equivocamos, ya que al primer llamado de la empresa editorial, que requería reforzar sus arcas, probablemente exiguas, nuestro investigador se cuadro con un nuevo y flamante libro,  un trabajo realmente revelador, a su juicio, que nos va a esclarecer desde su óptica familiar y sentimental, ya que define este libro como “una crónica” muy personal de los aciagos años de la  dictadura de Augusto Pinochet Ugarte, un relato testimonial de una familia de Izquierda, que nos expondrá su vivencia, que podemos esperar de esta entrega, NADA, por su puesto, pero a diferencia de las anteriores, no tiene las ínfulas de ser una investigación, tampoco de ser un trabajo reflexivo o analítico, es simplemente la opinión de un hombre que nos relatará lo que sus cercanos le dijo sobre el periodo del presidente Allende y lo que él recuerda de la dictadura, punto, no esperemos más, porque no hay más, esto por su puesto no justifica los errores que pueda tener el libro, ya que una cosa es la visión personal y otra la ignorancia, una no tiene nada que ver con la otra.
          
  La presentación del libro o prefacio, está escrito como nos tiene acostumbrado Jorge, con un lenguaje sensacionalista, con preguntas cerradas, tan cerradas que no tienen más que una sola alternativa de respuesta, con vulgares sarcasmos y críticas. Pero si debemos reconocer, que ya no tiene ese tono soberbio de su primer libro, ya no es ni la sombra de ese que nos prometía exponer al desnudo una verdad. En este libro se nota un tono más bien emocional, ya que apela a lo vivencial, para reconstruir el período de la dictadura, es un hecho que su vivencia es sesgada, inclinada a una sola verdad, simplona y sin reflexión, pero muy personal, claro está. Esto nos sorprende, por su puesto, pero no nos hace bajar la guardia, sabemos que estamos frente a un impenitente de la mentira y la distorsión de los hechos, pero ya estamos claros a que debemos atenernos, a un simple relato, sin peso intelectual e histórico.
Por tanto, este libro no es secreto, pero jugando con su verborrea de cuentista,  nos deja entrever que sobre el gobierno del desaparecido dictador Augusto Pinochet Ugarte se sabe poco, como él dice “…fragmentos y versiones contradictorias leídas en la penumbra…” (pág. 11), para luego reafirmar lo dicho “Tampoco sabemos con nitidez quién fueron los responsables y qué tanto del discurso hasta ahora consensuado es cierto.” (ídem), estas dos frases nos llama poderosamente la atención, porque sutilmente nos está dando a entender, que él va a dar una versión más clara y categórica de lo ocurrido, que aún no se ha dado, mostrando a los responsables, las acciones y consecuencias del golpe de estado y el gobierno militar. Está tejiendo una red dialéctica de afirmaciones, ya que por un lado es un mero relato emocional y por otro, es una exposición solida histórica, como dije debemos estar en guardia.
      Fuera de esto, nos deja anonadado que Baradit exprese que sobre la dictadura solo exista pinceladas, miradas, que no han podido explicar los hechos, ya que si nos tomamos la molestia de investigar la bibliografía dedicada a este periodo, nos encontramos con una sorpresa, que nos llega a estremecer, junto con el periodo de la Independencia y la guerra civil de 1891, es el tema de nuestra historia que se le ha dedicado más trabajos de investigación, publicación de libros, memorias, artículos y ensayos, por tanto, cuando nuestro No – historiador se refiere a unas cuantas frases, debemos suponer que es un juego retórico para impactar al lector desprevenido, ha ese que lee “El Código Da Vinci” y cree que es real la novela, pero en honor de la verdad sobre el periodo señalado existe una verdadera avalanchas de investigaciones que nos permiten una muy buena contrastación de fuentes y un discurso más amplio del tema en cuestión .

Ahora bien, nuestro Jorge durante sus primeras palabras nos desea hacer creer que este libro será, un texto que busca desentrañar la verdad, pero luego, nos habla maravillas de la persona y gobierno de Salvador Allende G. no realiza ningún cuestionamiento digno de tener en cuenta hacia la izquierda chilena, más bien nos presenta su gobierno con tonos rosas  “…soño con un Chile más igualitario…” (p 13), para luego lanzarse en contra de la dictadura, como un perro de presa  “…  fue mucho más que solo una toma ilegitima del poder por parte de los militares. Fue una verdadera lucha de clases donde la elite de nuestro país sembró el terror acusando a Allende de querer instalar una dictadura proletaria…” (p 12). Creo que nadie en este momento puede defender el gobierno militar, por miles de motivos, pero si se va a realizar un trabajo de historia lo menos que se puede esperar es un poco, solo un poco de objetividad, al menos que el libro sea una apología y por tanto, una defensa a ultranza y sin sentido racional de un gobierno, una figura, un periodo, como parece ser el caso.

Capitulo Primero <<Antes>>.

            Como afirmamos anteriormente, el libro en su primer capítulo resalta la llegada al poder de Allende como un acontecimiento fabuloso, tan grande como la llegada del Mesías o algo parecido “Es 1969, el país completo está en vilo. Eran tiempos sorprendentes…” (pág. 17), haciendo hincapié que su familia, particularmente su abuelo, hombre del “pueblo” como es descrito, era uno de estos soñadores que amaba al desaparecido presidente socialista,  “Dentro del marco resaltaba una fotografía de Salvador Allende” (pág. 18). Ya no nos puede quedar ninguna duda, de ahora en adelante estamos frente a una apología redentorista, por tanto, es claro que los dichos y hechos presentados serán retorcidos o cambiados para que se ajuste a esta visión.
            En esta misma línea argumentativa, el golpe de estado nos lo presenta como la culminación de un plan mayor, que no responde solo a la crisis del gobierno de la Unidad Popular, sino que a una construcción maquiavélica llevada a cabo con siniestra furia por las fuerzas armadas y el gran “satán” Estados Unidos, quien es el verdadero artífice del golpe “Esto se trataba de acción  concertada de Estados Unidos y la élite chilena para mantener el control político” (pág. 19), como se podrá dar cuenta el lector, Jorge simplemente se está haciendo eco de una verdad ya sabida durante el mismo gobierno de la Unidad Popular, y que es la intervención de la potencia americana, cosa estudiada y re – estudiada, la diferencia, que además agrega que solo fue la élite chilena, que Jorge la comprende como los empresarios, la que estuvo detrás del golpe, pero esa reducción simplificada de los hechos deja a grandes masa de  la clase media y estratos populares (democracia cristiana y radicales) que estaban en contra del gobierno de Allende, pero también, deja un grupo significativo de empresarios y clase media que si apoyaban las políticas socialistas, lo que esgrime Baradit como hipótesis es afirmar que un grupo de bellacos destruyo a millones, esta idea es más que dialéctica, es absolutamente maniquea, dignas de la farándula actual, pero incapaz de responder a problemáticas más complejas de la política interior chilena de esa época, por tanto Jorge está haciendo exactamente lo mismo de lo que acusa a la historia de ese periodo  “…es una manipulación grosera de los acontecimiento”, como nuestro autor acusa a la “historia oficial” ( p 18).
           
Continuando con la apología sobre el presidente Salvador Allende, en el capítulo se nos afirma que esté gano por mayoría la elección, evitando a toda costa decir la verdad de los hechos y es que el primer presidente socialista chileno obtuvo una mayoría “relativa” del 36, 30%, seguido por su contendiente más cercano Jorge Alessandri con el 34, 98% de los votos, por tanto, Allende solo superaba al candidato de derecha por menos del 1, 5 %, esto legalmente no le permitía acceder a la primera magistratura, ya que en situaciones como esta, en donde ningún candidato lograba la mayoría, la Constitución de 1925 decía que era el Congreso en pleno que debía resolver entre las dos primeras mayorías relativas. Luego Baradit distorsionando la verdad jurídica, nos quiere hacer creer que el Congreso ratificaba como mera rutina al candidato que obtuviera cualquier tipo de mayoría “…debía esperar a que el Congreso lo ratificara como era de costumbre…” (pág. 30). Otro punto falso, es afirmar que Jorge Alessandri fue ratificado por ser de derecha y estar apoyado por la “élite” empresarial, como nos insinúa nuestro autor, el hecho es que el candidato independiente de derecha obtuvo una mayoría relativa por sobre Allende de 30.000 votos, el Congreso lo ratifico dentro de las dos mayorías relativas.
            Tampoco se hace parte este capítulo, que el apoyo del partido Demócrata Cristiano hacia el candidato de la UP, fue después de intensas negociaciones entre sus respectivos representantes, lo que se tradujo en que Salvador Allende aceptara un <<Estatuto de garantías democráticas>> y no como nos dice nuestro diseñador, que la Democracia Cristiana apoyo al candidato socialista, por tener un plan más revolucionario aun que esté, vale decir, el programa de Radomiro Tomic, que en líneas generales era cierto.
Nathaniel Davis 

            El capítulo continua con divagaciones sobre el gran complot en contra de Salvador Allende, incluso, inventa una organización denominada la “Derecha Internacional”, que estaría compuesta por empresarios, banqueros y el gobierno de Estados Unidos, como se podrá apreciar, una verdadera organización del mal, recreando en parte sus ya famosas teorías del complot, tan del gusto de las personas de hoy en día, pero que hay de cierto, muy poco, en primer lugar el gobierno de Nixon estaba en contra del gobierno de la Unidad Popular, basta leer las memorias de Henry Kissinger (The White House Years y Years of Upheaval.) para eso, o el texto de Nathaniel Davis ex – embajador de EE.UU en Chile (The Last Two Years of Salvador Allende), cosa que Jorge NO hizo, ya que no aparece ninguno de estos  libros fundamentales para conocer las políticas norteamericanas de la época en su muy escueta bibliografía, esta falta de rigurosidad investigativa, hace que omita o ignore, para el caso es lo mismo, que amplio sectores del partido Demócrata norteamericano veían con simpatía las ideas de Allende, las que en el papel eran mesuradas y de reforma social, entre los partidarios más destacados tenemos al congresista Ted Kennedy, además de poderosos sindicatos, como los del trasporte. Por tanto, la simplificación de los hechos es grotesca y nubla la realidad política de la época, creando la idea que el presidente Nixon representaba globalmente la postura de todo el espectro político del país del norte, podemos inferir que parte de este error radica en que Jorge copia la tesis de la bien galardonada periodista Mónica González y su libro <<La Conjura. Los mil un días del golpe>>, el que en un estilo de crónica va construyendo el rompe cabeza del golpe de estado, demostrando que en este tipo de movimientos no siempre ganan los más inteligentes, sino los mas avilés, cosa que queda reflejado en un mediocre general Augusto Pinochet llegando al poder. Si bien, el libro de Mónica ésta bien documentado y apunta con su tesis hacia solo el plano de esta conjura militar, con argumentos que se sostienen en una rica bibliografía, no es el caso de la copia de Baradit, que toma prestada la mayoría de las ideas de esta periodista, para luego solo recrearlas, no haciendo ninguna contrastación de fuentes o tomando nuevas información, eso hace que tome un solo parámetro de análisis y no logre ampliar su abanico, que para este tema es realmente fundamental y termina realizando una simplificación  grotesca.

                Durante el resto del capítulo la figura de Salvador Allende es expuesta con tintes de un  héroe épico, una extraña mezcla de El Quijote, Sancho Panza y el Chavo del 8,  “demócrata”, bien intencionado, sin defectos y perfectas ideas, sobrepasado por una derecha violenta, y una izquierda extremista, a excepción del partido comunista que es puesto como el más leal y obediente al presidente, será que Baradit fue miembro de este conglomerado. Es una verdadera caricatura panfletaria de la figura de un hombre que tenía verdaderas convicciones marxistas, habla Jorge sobre la intervención de EE.UU y su guerra económica hacia la UP, pero nada dice de la intervención cubana (como la entrega de armas para el GAP y el MIR, aunque uno de sus dirigentes lo nieguen, como es el caso de Andrés Pascal), tampoco hace referencia a la larga, pero larga visita de Fidel Castro a Chile, que termino por ser una gira incendiaria por todo el país y  fue de muy poca ayuda para el gobierno, dicho sea de paso. Tampoco se refiere a la injerencia URSS, aún más, nos hace creer que el presidente socialista se vio obligado a un acercamiento hacia la Unión Soviética, debido exclusivamente a que Estados Unidos le negó prestamos, la pregunta es ¿EE.UU estaba obligado a prestar dinero a un régimen que no era de su agrado, ya que lo tildaba continuamente de intervencionista e imperialista?, parece que la respuesta es obvia <<NO>>. Luego afirma que el viaje de Salvador Allende a la URSS fue infructífero y que esta potencia lo abandono, siguiendo la tesis del partido socialista, lo que tampoco es real, ya que si bien no obtuvo la ayuda que esperaba, un préstamo de doscientos millones de dólares, si logro uno por ochenta millones de dólares, como nos dice Luis Corvalán, secretario general del partido comunista de Chile por aquella época en sus libros: “El gobierno de Salvador Allende” y  “De lo vivido y lo peleado” (Memorias), lo que nos parece curioso, es que Baradit cite en su biografía el primero de estos libros, pero no haga ninguna mención al tema del préstamo y el apoyo de la Unión Soviética al régimen de la Unidad Popular, es por qué lo omitió, para presentar un Salvador Allende solo contra el mundo, un héroe luchando una cruzada por el pueblo, o solo se le olvido, también hay una tercera alternativa, no lo leyó.


Habla del extremismo de la izquierda suavizando lo más posible su actuar, por ejemplo, cuando se refiere al asesinato de Edmundo Pérez Zujovic, muerto alevosamente por un grupo terrorista denominado VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo), frente a su casa y en presencia de su hija, Baradit nos dice: “El ajusticiamiento (utilizando un terminó legal de ejecución) fue por su responsabilidad en una matanza de pobladores (10 personas murieron a manos de la policía, por un acto de resistencia a un desalojo, ya que se habían tomado unos terrenos, fueron incitado a no desalojar por el diputado socialista Luis Espínoza, el cual no aparece nombrado por ninguna parte en el libro)  en Puerto Montt durante el gobierno de Frei” (pág. 41), deja en claro, como se puede apreciar en la cita, que el ministro del Interior era culpable de la matanza, cosa que no fue así, ya que la orden de desalojo emanó de una autoridad provincial, la cual está demostrado que no realizó ninguna consulta al ministro, pero Pérez Zujovic, por una cuestión de honor y respeto a su en vestidura,  asumió toda la responsabilidad de lo sucedido, como quedo clarificada en la investigación, a pesar de esto los partidos de izquierda lo siguieron acusando y el cantautor Víctor Jara le compuso una canción, con esto avivo los fuegos en su contra, los que terminaron con su asesinato a sangre fría en 1971, claro que esta parte de la historia Jorge tuvo un lapsus de amnesia y no la menciona, más también, olvido la ineficiente búsqueda de los responsables, que terminaron asesinados en un “confuso incidente”, que además, los autores intelectuales nunca fueran descubiertos, porque todo apunta a que eran miembros del aparato de gobierno  y el “Chicho” como cariñosamente le dice Baradit, no solo negaba la autoría de este crimen a elementos de izquierda o jóvenes idealistas, si no  que acusaba a la ultraderecha de haberlo perpetrado, nuestro diseñador, por  cierto destaca que el VOP estaba fuera de la Unidad Popular y realiza un ejercicio de hermético silencio.
Asesinato de Pérez Zujovic

 Otro punto controversial del texto es la acusación al partido socialista de ser soñador y demagogo, sobre todo a la figura de su secretario general, el senador Carlos Altamirano, a quien expone como la de un hombre que es incorregible y que ve al gobierno como el primer peldaño hacia la toma del poder total, es curioso este punto, ya que Baradit dice haber leído el libro de Gabriel Salazar  «Conversaciones con Carlos Altamirano», pero en este texto queda bien claro el papel segundario que tuvo esté en el gobierno de Allende, sobre dimensionado por una derecha deseosa de tener culpables, Salazar dice: “La tesis de que Altamirano provocó el golpe es una estupidez”. A este mismo respecto las “Memorias de Carlos Altamirano”, que Baradit tampoco ha leído, por lo visto, son bastante honesta en general, ya que expone sus errores y su implicancia en la caída del gobierno de la unidad popular, pero deja en claro, que si bien su participación fue importante, no es menos cierto que el presidente Allende tomaba sus propias decisiones, ya que no era un niño pequeño y dócil, como parece dejar en el aire nuestro diseñador, absorbiendo de cualquier responsabilidad a su persona.
Cuando el capítulo entra en el periodo de las marchas en favor y en contra del régimen, nuestro diseñador, hace una sentida exposición de los elementos sociales que apoyaban al régimen, nos dice: “Los trabajadores, los más sencillos, los partidarios de la up salían a manifestar su apoyo al gobierno y los enfrentamientos callejeros con fuerzas paramilitares de derecha, como Patria y Libertad o el comando Rolando Matus comenzaron a hacerse habituales” (pág. 49), pero no todos los partidarios de Allende eran sencillos y pobres trabajadores, que deseaban soñar con justicia, también estaban las fuerzas de choque, integradas por los grupos más radicales y violento de los partidos de Izquierda, como los comando Ramona Parra, dirigidas por la sección militar de los partidos de la Unidad Popular, que eran también paramilitares, claro ésta que estos no aparecen en el capítulo, pueden enlodar el cuento de hadas, que Jorge nos desea hacer creer.
El capítulo llega por fin a su término, con los tormentosos meses previos al golpe de estado, Jorge en estas páginas no pierde momento para desacreditar y retorcer hechos, en primer lugar afirma que “El gobierno dudaba de la Armada, la rama más conservadora y católica de las cuatro…” (pág. 50), la verdad es que la armada se ha destacado siempre por tener ambas características, pero Jorge desea que estas aparezcan  como malas, sobre todo la de ser católica, como si pertenecer a esta religión sea censurable o sinónimo de reaccionario, para que Jorge recuerde, buena parte de los religiosos de esa época eran seguidores de la teología de la liberación, además muy inclinados a la izquierda y a los cambios sociales, muchos de ellos dieron su apoyo a Salvador Allende,  como es el caso de la izquierda cristiana y el MAPU. Luego continua diciendo “…Allende no quiso crear cuadros armados gubernamentales” (pág. 51), pero Jorge, si los creo, los GAP, incluso fue él quien los nombro así, cuando periodista le inquirieron sobre esos hombres armados extralegales que lo seguían (recordemos que la seguridad del presidente recaía en los hombros de la policía de investigaciones y carabineros de Chile), él dijo: “son amigos personales”, además apoyo la creación de elementos de choque y fuerzas paramilitares de izquierda, recordemos que durante una comida con su sobrino Pascal, el presidente le regalo un arma y le dijo “yo no creo en la vía armada, pero tu si, para que seas consecuente…”, por tanto de que habla Jorge
Al referirse al episodio conocido como “Tanquetazo”, o primer intento de golpe, realizado por el coronel Roberto Souper, solo hace un recorrido novelesco por los acontecimiento, en ningún caso un análisis más profundo, como que este movimiento era patrocinado por las fuerzas de ultraderecha, que en líneas generales perdieron su momento, por ser impulsivas y que en el segundo golpe su actuar será segundario y finalmente corrida por el pie, por la Junta Militar, para esto solo se deben leer las memorias de Miguel Serrano, las entrevistas al abogado Pablo Rodriguez Grez o Roberto Thieme, miembros de Patria y Libertad.

Al referirse a la muerte del edecán Arturo Araya, alevosamente asesinado por un grupo de la ultraderecha, Baradit, nuevamente es incapaz de realizar una lectura analítica del tema, otra vez noveliza los hechos, hasta volverlos irreconocibles, como afirmar “La escena de Salvador Allende subido sobre el edecán haciéndole masajes cardiacos con las manos ensagrentadas paraba los pelos” (pág 54), pero si bien la escena es emotiva, no es real, ya que el comandante Araya fue baleado en la puerta de su casa y Salvador Allende sostenía en ese momento una junta con sus ministros y su amigo Gabriel Valdés, quien relata la escena en sus memorias, luego Baradit afirma que este episodio sangriento le permitió a José Toribio Merino subir al cargo de vicealmirante, pero no explica en ningún momento el porqué de esta afirmación, aparentemente nuestro diseñador saca esta idea del libro  “La Conjura”, pero es incapaz de explicarla en forma satisfactoria.

Siguiendo con los últimos meses de la UP, nuestro autor declara que; “…sin tener atribuciones para ello, declararon inconstitucional al gobierno de Salvador Allende –cuestión que solo podía hacer el Tribunal Constitucional –“ (pág. 58), para la mayor información de don Jorge, el Congreso tiene la potestad legal según la Constitución de 1925 de declarar a un presidente fuera de la ley, el caso es que la oposición en el mes de Agosto de 1973 no tenía la cantidad de votos suficientes que se requiere para tal efecto, y por este motivo, no se puede considerar a Salvador Allende depuesto, solo sirvió como un acto simbólico. En otro apartado del capítulo nos afirma nuestro aguerrido diseñador que “…No sabían que los de uniforme venían con un proyecto refundacional y muy violento.” (pág. 60), es curiosa esta afirmación sobre los militares, ya que todos los análisis y publicaciones, que no sean un panfleto del gobierno de Pinochet, demuestran todo lo contrario, que NO tenían un proyecto claro, que navegaron por las aguas de los ultra liberales en economía y los conservadores de derecha, que el proyecto se fue dando y termino siendo el sello del régimen militar.

El resto del capítulo son los entretelones novelizados del día 11 de septiembre, copiando partes del libro “La Conjura”, condimentado con algunas ideas de la Alejandra Matus y su libro “Doña Lucia”, para decirnos que Pinochet no estaba a cargo del golpe, que después se unió a este, luego trascribe completamente el último discurso de Allende y termina con el combate del Palacio de la Moneda, tejiéndolo con comentarios sobre la desorganización de los grupos de izquierda, de su incapacidad de reacción, de cómo su heroico padre quiso presentarse en el campo de batalla, para terminar con la muerte de Salvador Allende. Por su puesto, los puntos más importantes de la valentía del presidente se los salto olímpicamente, confundió algunos hechos, como dice que la “Payita” se escondió para no salir junto a las demás mujeres, cosa que la misma secretaria de Allende a desmentido, se escondió y luego no escucho la orden de evacuación. El capítulo es realmente muy malo, pero como dije no esperábamos mucho tan poco.      
     Que cosas se le olvidó mencionar en este apartado a Jorge sobre el Presidente Salvador Allende G. y su gobierno. En primer lugar y lanzando ideas al aire, que hacía mucho tiempo, que esté se había vuelto un marxista convencido, si al principio de su carrera, se veía a sí mismo como un social –demócrata, después de la revolución cubana, ya no lo era más, y creía que la democracia era un instrumento para imponer la dictadura del proletariado por medios no violentos. Recordemos que el partido socialista durante el congreso de Chillan de 1967, reniega del sistema democrático burgués y dice que la única vía correcta es la toma del poder como objetivo estratégico para instauran un gobierno revolucionario de carácter marxista leninista, por tanto, la violencia revolucionaria es necesaria y legitima como única forma para llegar al poder. No debo aclarar, que cuando me refiero al Partido Socialista, también estoy incluyendo en sus principios revolucionarios al que ha sido hasta ese momento diputado, senador y tres veces candidato a la presidencia de Chile, Salvador Allende, quien participo y estuvo de acuerdo en esta nueva visión de su conglomerado.
            Durante los tres años de gobierno de Salvador Allende, el estado de derecho fue continuamente superado, por acciones por parte del gobierno que no se encuadraban en la legitimidad del sistema, por ejemplo, los fallos de los tribunales de la república, no se respetaban, ni se hacían cumplir por las autoridades del ejecutivo.  Allende jugo con las instituciones, decretos que eran rechazados por la contraloría de la república, por ser inconstitucionales a todas luces, el presidente mediante decretos de insistencia los imponía, haciendo de la excepción, la norma. Las industrias y las empresas eran tomadas por partidarios y miembros del gobierno, utilizando una vieja y empolvada ley, promulgada por una dictadura, aplicada en forma deshonesta, que causaba resentimiento entre los propietarios.
            También olvido Baradit que fue Allende el que llamo a los militares al poder, nombrándolos como ministros, todo con la intensión de poder manejar la crisis de los camioneros y las protestas en contra de su mala gestión, la pregunta es, cómo es posible que se cumpla la norma de que las fuerzas armadas no son deliberantes, cuando el comandante en jefe del ejército, el general Prat era nombrado ministro del Interior, o sea, nada menos que el jefe político del gobierno, una contradicción absoluta.
            Allende gustaba de los grupos armados ilegalmente, creo una guardia pretoriana de guardaespaldas, cariñosamente bautizados como los GAP, que estuvieron compuestos en sus inicios por personas afiliadas a grupos terroristas como el MIR  para luego solo ser integrada por jóvenes militantes del partido socialista, que habían recibido una refinada educación en Cuba y Corea del Norte, en espionaje y contra espionaje. Que no hizo nada para detener a los grupos violentistas como el MIR, el comandante Pepe, las fuerzas de choque Ramona Parra, entre otro abanico de subversivos. Todas esas cosas y más son  las que olvido nuestro maestro del cuento, Baradit.


            Pero también se le olvido decir que Allende era un hombre de convicciones, un hombre con grandes cualidades humanas, de una línea clara, sin espejismos, sin ambigüedades, de una entereza que pocos estadistas han tenido, solo puedo pensar en este momento en José Manuel Balmaceda, nadie puede negar el gran valor que tuvo el día 11 de septiembre de 1973, el cual me causa un verdadero escalofrío por las venas, fue un presidente de tomo y lomo, eso es innegable, que creía en lo más profundo de su ser en su gran envestidura que tenía, dio quizás uno de los más grandes discursos que se pueden dar en situaciones como esa, poético, caballeresco, sin lugar a dudas, fue todo lo que se esperaba que fuera.
            El gran pecado de Jorge Baradit, es caricaturizar a la persona de Allende, quitarle todo lo humano, o sea sus virtudes y decadencias, para dejarnos un personaje de tira cómica, sin vida, sin pasión, todo con el interés de ser un hombre de izquierda que defiende el legado de Salvador Allende, la pregunta es cuál, ya que Jorge es el producto máximo de la sociedad individualista, consumista y neoliberal dejada por el gobierno militar. Es un punto interesante que debemos pensar y debatir.