H.P.
LOVECRAFT: EL SEÑOR DEL TERROR COSMICO
PRIMERA
PARTE
Para
mí querido hermano Luis,
que
todos llamaron Marcelo
quién
me enseñó a leer
Howards Phillips Lovecraft es uno de los escritores más singulares de
principio del siglo XX, hombre de genialidad y de grandes dotes intelectuales,
se ha ganado un sitial entre los escritores de la centuria recién pasada. Su
estilo de escritura, sus relatos de terrores cósmicos y su capacidad para
inducir a otros a escribir sobre sus ideas crearon alrededor de él un aura
mítica sobre su vida y obra. Mucho de lo que se dice de su persona fue su
propia creación, quien ayudó a alimentar el mito con silencios inculpatorios o
comentarios epistolares que en ningún caso representaban su verdadero
pensamiento, lo hacía con la clara intención de crear <<el misterio>> alrededor de sí, ese juego infantil que
tanto gustan a muchos escritores de ficción, es importante tener presente que
esos mitos que <<otros>>
tejieron sobre su vida para mal, por
supuesto, no eran parte del juego del propio Lovecraft. En los ensayos
anteriores como <<Howards Phillips Lovecraft: El Viajero Del Mundo Real>>, hemos estado rompiendo
ciertas ideas creadas por sus fanáticos que dieron rienda suelta a sus propias imaginaciones
para exponer sobre el oscuro de Providence una serie de informaciones que han
resultado del todo falsas, como que era misógino, sufría de acrofobia o era
miembro de una secta hermética y que lo que en realidad deseaba era predicar el
agnosticismo. En esta tercera entrega, que además es un tributo por ser el mes
en que se conmemora su sensible fallecimiento (15 de marzo de 1937),
exploraremos y analizaremos sus ideas narrativas, esa revolucionaria teología
cósmica muy personal basada en terrores sin nombres y la inconmensurable
grandeza del universo, a través de este análisis podremos comprender sus
verdaderas motivaciones para escribir aquellos relatos que a la postre lo
llevaron a la fama.
Al soñador de Providence no debemos verlo
solamente como el escritor que tuvo la fuerza para crear un estilo de relato,
un mito y todo un movimiento literario a su alrededor, sino que también fue un reflexivo
pensador que tuvo la capacidad como genio de vislumbrar los problemas reales
del siglo XX. Los cuales plasmó en sus escritos, tanto explícita como
implícitamente, así podemos ver temas como es la pérdida de la identidad
individual frente al “hombre masa”,
la aparición de las ideologías totalitarias como son el fascismos, el comunismo
y la democracia liberal, esta última hoy en día considerada como un “valor
moral” en nuestra sociedad, el inicio de una economía acelerada de consumo, en
otros términos, el triunfo del <<nihilismo>>
o <<la desvalorización de los
valores supremos del hombre>> de lo que otros autores se hicieron
cargo antes que él, como el ruso Fiódor
Dostoyevski o el alemán Friedrich
Nietzsche. Fueron esos elementos los que inspiraron por un lado y aterraron
por otro al oscuro de Providence, parar escribir sus mal llamados relatos de “evasión”, y decimos mal llamados
relatos de evasión producto de que lo menos que deseaba era ser entretenido
para un público ávido de escapar de la rutina, él quería exponer sus ideas
sobre la problemática de occidente para que fueran reflexionadas por muchos, su
deseo quizás más íntimo fue captar la sutileza del grave problema que
enfrentaría en las décadas posteriores el hombre occidental y presentarla como
un terror más allá de la realidad, y por ello trató de crear una respuesta
válida como solución a éste conflicto existencial del hombre, es decir, una
literatura que fuera un espejo de la gran problemática de la sociedad.
La crisis producida por la Primera Guerra
Mundial y el desplome económico de 1929, fueron el caldo de cultivo de esta
literatura de evasión a la que se adscribieron importantes escritores como: Robert E. Howard, Robert Bloch y Clark
Ashton Smith, solo por nombrar alguno de ellos. Pero a diferencias de estos
y sin restar sus méritos personales en la construcción de mundos literarios, el
soñador de Providence quiso dar un paso más allá del mero escape, más allá de
los thriller y de las historias negras, para intentar construir una lógica de
pensamiento, algo más sustancial y constructivo, que se acercara a las
ideas superiores en las cuales se funda el pensamiento humano, y que fuera una
respuesta válida a la vorágine del siglo XX, por ello se abocó a dar vida a una
serie de pensamientos que devolviera la identidad a este caótico mundo
occidental que va en franca destrucción.
Con esta
finalidad Howards Phillips se puso de cabeza a crear un género
literario de terror que dejara de lado los parámetros obsesivos decimonónicos como
los licántropos, los vampiros y otras tradiciones folclóricas europeas y lo empujara
hacia una concepción de un mito nuevo, una visión religiosa - científica “Cósmica del Terror”, en otras
palabras, lanzara al lector abruptamente a enfrentar los problemas más
complejos del hombre del siglo XX, que será “la angustia existencial” y “el vacío del mundo”, vacío que se
intenta llenar con “cosas” como: el consumismo exagerado, el fetichismo
y el narcisismo. Para esta creación cósmica de terror, o sea esta nueva
creencia, Lovecraft comprendió de plano que debía construirla sobre un cimiento
<<mágico>>,
y que mejor para ello un libro inicial, esta idea se debe comprender como el principio mítico
de la creación de todas las cosas, según el historiador Oswald Spengler las
civilizaciones se sostienen siempre en algún texto “mágico” en donde la fuerza
de la palabra hablada se plasma en la palabra escrita creadora, por ello el
oscuro de Providence ve como necesario la construcción imaginaria de este
supuesto grimorium, para ello crea un
libro inicial, un texto tan terrible y terrorífico que solo el hecho de
nombrarlo desencadena la tragedia, nos referimos al “Necronomicrón” que al igual que la Biblia o el Corán tiene el
poder divino de la palabra creacionista, poseedor de una verdad en la cual se
sostiene una civilización completa, con esto no deseo alimentar la imaginería
de muchos que creen en la existencia de ese libro y la calidad de agnóstico de H.P. Lovecraft, él no pensó esto como una religión sino como un elemento
estético que diera base a una visión de los problemas de Occidente.
Esta necesidad para Howard de construir su
propio mito creacionista se debió en parte a que él no tiene ninguna creencia
en el cristianismo, que es el motor civilizador de occidente, aún más al igual
que Nietzsche, cree que parte de la decadencia vital de la civilización
occidental está sustentada en la religión “de esclavos” o sea el cristianismo, por
esta razón le gustaba presentarse como un hombre totalmente ateo, racional y
científico, aunque en la práctica no era así como veremos “…era un racionalista consumado por lo que para él la religión era un
sistema de creencias absurdo que sólo brindaba frustraciones, síntoma claro de
la modernidad.” La familia de Lovecraft era cristiana vieja, su padre
profesaba el anglicanismo, mientras que su madre era anabaptista, al igual que
su abuelo y tías, por tanto el joven Howard vivió en un mundo religioso
cristiano bastante rigorista, que nunca estuvo en consonancia con su
imaginación creadora y critica, cuando era pequeño asistía a la escuela
dominical anabaptista, pero nunca demostró gran interés, no creía en las
historias bíblicas en general, carecían para él de todo gusto mágico que debe
tener un relato, más bien comprendía estas narraciones como dogmatismo sin
sentido estético y racional, o sea, en otras palabras carecían a su juicio de
vitalidad , por esta razón, después de sus estudios bíblicos se sumergía en sus
lecturas de las “Mil y Una Noche” en
donde extrajo su primer seudónimo de “Abdul
Al – Hazred” con el cual firmó sus primeros escritos y poemas,
posteriormente lo transforma en el personaje demente que había logrado recopilar
un libro siniestro por sus conocimientos sobre tiempos “inmemoriales” denominado el “Necronomicrón”, que nos dice el
propio escritor de esto “hasta donde
puedo recordar claramente, me encantaban las ideas y las historias extrañas, y
los escenarios y objetos antiguos. Nada me fascinaba tanto como pensar en
alguna curiosa interrupción de las inmutables leyes de la naturaleza, o en
alguna intrusión monstruosa en nuestro mundo de seres desconocidos procedentes
de los ilimitados abismos exteriores” (Autobiografía, 1933). El interés de
utilizar su seudónimo inicial y asociarlo con su personaje demencial está claro, su deseo
intimo era crear un nuevo mito que fuera capaz de luchar con los mitos
occidentales que estaban destruyendo la civilización, así como Friedrich
Nietzsche utiliza al primer profeta predicador de un Dios único, el persa
Zaratustra, como el hombre que expondrá la verdad más liberalizadora al género
humano que no es otra que <<Dios
ha Muerto>>, así también
Lovecraft inicia su mito del terror onírico con su primera creación, el
loco árabe Abdul Al – Hazred, el cual trae una verdad liberalizadora, porque
toda verdad libera, aun cuando sea aterradora como es en este caso, y esta
verdad es que el universo está inconmensurablemente plagado de seres indescriptibles, en donde el
hombre juega un papel menos que segundario, solo esperando su total
aniquilación por las fuerzas cósmicas, este conocimiento trágico es entregado a
pocos, solo a iluminados en las verdades científicas – chamánicas, pero estos
hombres sabedores de esta verdad vital no pueden hacer nada por cambiar el
destino trágico de la raza humana, solo evadirse en la locura o la muerte, así
las ideas del soñador de Providence se
ajustan a los conceptos nietzschianos de la imposibilidad de la salvación para
la civilización de masa y solo la huida por parte del superhombre de la
realidad le permite ese pequeño respiro existencial.
Fue
tanta la fascinación de Lovecraft por este mundo anti - cristiano, o sea,
incorrupto, que pasó de amar lo oriental a lanzarse a los brazos del mundo
helénico, mundo que representaba la racionalidad pura y un destino real en el
hombre a través de una moral basada en el <<arete>>,
nos referimos a la moral del <<Héroe>>
como “Aquiles” o “Héctor” de la Ilíada, esto lo llevó incluso a cambiar su
seudónimo árabe, por uno de origen latino republicano, se pasó a llamar <<Messala>>” que significa <<Nacido en Messina>>,
escucho con placer las historias de su abuelo sobre Italia, escavó en museos y
en bibliotecas sobre este mundo leyendo una y otra vez la Odisea. Fueron a tal
punto sus deseos obsesivos, que inició una especie de culto pan helénico a los
dioses olímpicos, sobre todo al dios “Pan”, símbolo de la vitalidad, pero
también asociado al terror, al cual le dedicó un sendo poema.
Demasiado
pronto desperté con pesar
y
volví a las moradas de los hombres,
Pero
en valles campestres yo querría vivir
Y
escuchar de nuevo la flauta de Pan.
De
“Poemas fantásticos” – Septiembre de 1902
Pero el concepto racionalista que Lovecraft encontró
en la cultura helénica no se debe definir a tabla rasa como un cientificismo
decimonónico, o sea, como un seguidor acérrimo de la ciencia pura y sus
verdades, más bien, para el oscuro de Providence, la ciencia representaba el
punto de partida en la búsqueda de las verdades ocultas, mágicas y aterradoras,
la ciencia, por lo tanto, es un camino
seguro para llegar a niveles superiores de conocimientos herméticos, como lo
comprendieron ciertas escuelas religiosas helénicas, como por ejemplo los “pitagóricos” o los seguidores de “Hermes Trimagestor”, por tanto lo
racional es la ante sala para poder percibir verdades imposibles de comprender,
como estas verdades son en sí mismas inabarcables, solo la locura queda como única salida real a una
persona para exponerlas al mundo, recordemos en este punto al “Loco de la Gaya Ciencia”, el cual como
profeta de las verdades misteriosas del hombre grita a voz en cuello que “Dios ha Muerto”, anticipándose a
Zaratustra, casi como una parodia de “Juan el Bautista”, así también cada
personaje de los relatos del oscuro de Providence se trasforma en profeta de
esa verdad encontrada en el Necronómicron, por esta razón, solo le queda gritar
la verdad aterradora que se avecina “La
obra de Lovecraft tiene una imperativa necesidad de lo numinoso, pero al mismo
tiempo no puede negar la coherencia del pensamiento racional. Y es justamente en
medio de esta dialéctica: la necesidad de lo mágico y lo irracional, la
imposibilidad de creer en doctrinas religiosas y la aceptación del pensamiento
racional, que concibe su mitología”.
H.P. Lovecraft en sus escritos desata el juego
narrativo dialéctico, es la confrontación
entre el conocimiento y las fuerzas cósmicas que apenas se pueden comprender,
esta lucha se presenta de antemano perdida, porque el hombre deberá enfrentarse
a la ignorancia que lo rodea en la sociedad
occidental de la primera mitad del siglo XX, para luego tener que luchar contra
las fuerzas cósmicas, el hombre, éste grano de arena no puede combatir contra
los poderes del cosmos mismo, pero si bien la lucha está perdida de antemano
como si fuera una tragedia griega, no es lo importante en el relato sino el enfrentamiento,
es conocer la verdad, exponerla y luego sucumbir en la locura máxima o la
muerte como elementos de escape a esta realidad, al mejor estilo de las tesis
de Nietzsche, cuando éste último habla de la huida del “Super hombre” hacia las
tierras primigenias hacia la naturaleza virgen, a las montañas en donde no
puede llegar la mediocridad del mundo occidental o hacia la locura, único
elemento de irracionalidad pura, como vía para forjar la verdad concreta del
hombre el concepto máximo del “Héroe”, por tanto los profetas - protagonistas
de las narraciones de Lovecraft tiene esa característica del héroe.
Pero sí bien los relatos del oscuro de
Providence están empapados de esta tragedia, esto en realidad no es lo
importante en la narración, sino que , más bien, el centro directriz del relato
es la lucha, una oposición creadora, que
le da dinamismo y fuerza al relato, por esta razón los textos se inician
siempre con un prólogo en donde el protagonista nos coloca de antemano en
guardia: “estoy loco”, “el relato que hare me traerá la muerte,
pero es mi deber de decirlo”, está es quizás la victoria máxima a la que
aspira la historia de terror, a la lucha, es el “héroe”, el “caballero inglés”
que se enfrenta a las fuerzas del universo y será derrotado, pero derrotado dando
esa lucha épica, combate que en definitiva es la gesta de la vida misma. El
deseo del soñador de Providence como dijéramos era construir una respuesta
literaria a esos problemas del siglo XX que sirvieran para contrarrestar el
tormento del hombre frente al vacío de la existencia, de ahí que exploró el
horror como única vía para tal efecto.
Por este motivo en el desarrollo de su
literatura, éste concibió la experiencia
de lo fantástico como una emoción muy personal de cada lector y que él la vio
enraizada al miedo mismo, emoción que para nuestro escritor tenía una singular
perfección El propio Lovecraft concebía
la experiencia de lo fantástico en la literatura como una emoción personal de
cada lector y profundamente vinculada con el miedo (Todorov, p. 31), ya que
era profundamente irracional, a diferencia de la risa como la observa Nietzsche
o Freud, que si bien es un elemento esencialmente humano y está unido a la irracionalidad
inicial, ésta luego toma formas perfectamente racionales. La risa apunta a lo
ilógico, al enfrentamiento con las mecánicas del mundo, pero al mismo tiempo es
la repuesta pensante al hecho mismo que provoca la risa, por esta razón, enfrentar
al mundo y sus cuestionamientos con una gran risotada es enfrentar desde un
plano humano la adversidad del mundo, así se puede apreciar en “El Lobo Estepario” de Herman Hesse. Mientras
que el miedo es un componente relacionado con una defensa de la vida frente a
la muerte, una huida para salvaguardar la existencia, cuestión que es puramente
animalesca e instintiva, no tiene los filtros de la razón como la risa,
cualquier animal al ver su existencia en peligro huye para salvarse, es a este
sentimiento “puro” al que desea apelar el “Soñador de Providence”. Por lo
tanto, los componentes que conforman la obra de Lovecraft se pueden catalogar
como literatura de horror.
En 1922
el excéntrico de Providence está preparado intelectualmente para lanzar
sus ideas entre los hombres, por primera vez muestra el concepto del terror
cósmico en un cuento llamado <<El
Sabueso>> (The Hound), en esta obra muestra como existe un libro de
tiempos inmemorable que solo su nombre es sinónimo de un horror que no se puede
explicar con palabras, pero que existe. Pero también la narración nos presenta
un problema existencial del hombre contemporáneo, que es la rutina, ese
elemento destructor de la vida, por este motivo los dos amigos protagonistas
del cuento se juntan para enfrentar este elemento de la vida industrial a
través de acciones deplorables como es el saqueo de tumbas, pero que al mismo
tiempo guardan la excitación de los sentidos, en otros términos, la vida misma,
durante este proceso es en que ellos se dan cuenta de una verdad que ésta más
allá de la razón y deben enfrentarla, pero seguros que sucumbirán frente a
ella.
CONTINUARA..........