Walter M. Miller Jr.
LA
NOVELA Cántico por Leibowitz:
una oda a LA BUSQUEDA DEL SER humanO
Dedicado
a mi querido amigo
Gabriel
Bustamante, al cual nunca he olvidado
A
pesar de nuestros largos silencios
Hablar de Walter M. Miller Jr, es hablar de uno de los
más profundos y reflexivos escritores de la literatura de aproximación, su
verbo a diferencia de muchos otros escritores de este género literario, no se
queda ni en las formas, ni en lo estético, sino que escarba en los recovecos más profundo de la
existencia humana, en busca de una respuesta a acerca de la gran interrogante
metafísica del <<Ser>>:
¿Cuál es la finalidad del hombre?
Para
Walter escribir temas relacionados con la ciencia ficción, al igual que para Stanislaw
Lem, es solo un telón de fondo, para tratar cuestiones más profundas que se
refieran a la existencia misma del ser humano, es así que el escritor
norteamericano en sus relatos toca temáticas como: la esencia de la vida, la
trascendencia y la divinidad. Dentro de estos grandes temas, él también
desarrolla cuestiones de moral práctica, conceptos del tiempo y problemáticas
políticas – económicas, que son vitales a su juicio para comprender a la
sociedad y en última instancia al hombre como individuo.
Por tanto,
la gran mayoría de los especialistas en su obra creen que si los fatídicos hechos
de 1944 en Italia no hubieran ocurrido o si Walter no hubiera participado tan
activamente, es muy probable que éste no habría escrito sobre los temas que
trato, quizás ni siquiera fuera escritor, es claro que los fantasmas de la
guerra y la brutalidad humana produjeron un detonante en su reflexión de
escritor, en este punto no puedo impedir volver a realizar una relación con el
escritor Stanislaw Lem, quien el trauma de la Segunda Guerra Mundial
y posteriormente la entronización de la tiranía comunista en su patria, lo
llevó por la senda de un escritor profundo y serio de aproximación. Porque la
experiencia es una maestra dura y cruel en algunos casos como nos dice C.S.
Lewis, y en este caso para Walter fue un hecho tremendo, ya que nuestro autor
al encontrar belleza en la tragedia de la existencia humana, se volvió un gran
narrador, y que más trágico que la guerra misma, en donde el hombre saca lo
peor de sí, y también lo mejor, como queda bien reflejado en la película “Las Flores de la Guerra” del destacado
director Chino Zhang Yimou, en donde un grupo de prostitutas se vuelven las
héroes contra la acción artera de los japonés, los cuales dentro de sus
innumerables bestialidades que hicieron durante la toma de la ciudad de Nankín,
deseaban violar unas niñas de un colegio católico, pero las prostitutas se lo
impidieron
.
Conocí
a este destacado escritor en mi paso por la universidad, en este punto deseo realizar una remembranza sobre un profesor del
departamento de Ciencias llamado Juan
Espinoza Gutiérrez, quien a mi parecer en un arranque de osadía, implemento
por poco tiempo, por desgracia, un curso facultativo o de formación
complementaria que en este momento no recuerdo bien su nombre, pero que me
parece que sonaba algo así como “ …para
la apreciación de la literatura de ciencia ficción…”, si me equivoco, me
pueden corregir, ya que han pasado casi veinte años de estos hechos. Esta cátedra fue realmente revolucionaria en
las aulas universitarias de Chile, ya que la narrativa de aproximación y
fantasía era vista por entonces, casi por todos los profesores universitarios, como
una literatura muy básica y sin importancia, en el mejor de los caso
entretenida, por este motivo el profesor Juan Espinoza se la jugó en un área
que a todas luces no contaba con el beneplácito de la comunidad doctoral universitaria.
Paracaidistas germanos defendiendo Montecassino |
Ahora entrando en la
narración de Miller, como buen investigador de la historia de la Iglesia, en su
obra Cántico por Leibowitz, nuestro autor concluye que no toda la religión Católica
en la Alta Edad Media europea había servido de centinelas del conocimiento,
sino que este peso había recaído principalmente en las ordenes contemplativas monásticas,
que se habían creado en los confines nórdicos de Europa, como en las islas de
Irlanda e Inglaterra, como nos confirma el historiador inglés Cristopher Dawson
en su libro “El Origen de Europa”.
Montecassino antes del ataque aéreo norteamericano |
La trama de esta
narración era simple, pero perfectamente trabajada desde dos puntos de vista, que
el autor logra magistralmente plasmar, la primera de esta radica en la
psicología de los personajes, particularmente del protagonista, el novicio y
posterior hermano Francis Gerard, quien realizando los ejercicios espirituales
de descernimiento en el desierto, para
lograr su ordenación, recordemos que la máxima de todo religioso es “…que
Dios lo a elegido y no es la persona que desea ser religioso…”, por esto
necesita retirarse a un lugar apartado, en el silencio y la soledad Dios habla
con la persona que recibe su llamado. Durante esta meditación tiene la
aparición de lo que él cree un ser
celestial, en este punto la duda se trabaja con maestría, ya que siguiendo
nuestro escritor la cita bíblica “Dios escribe recto en reglones torcidos”,
nos deja la sensación que esta aparición milagrosa puede tener dos
explicaciones, una real visita del cielo o simplemente la falta de comida y la
extrema mortificación corporal del monje hace que tenga visiones. Este punto es
muy importante tenerlo en cuenta, ya que Miller nos presenta la gran disyuntiva
existencial del hombre contemporáneo, aquel que tiene fe y por tanto pasa por
la vida creyendo, y el que no la tiene, y coloca su seguridad existencial en
otras cosas como la ciencia humana, y por tanto, pasa la vida dudando, tema muy
bien tratado por cierto en la película <<Señales>> del
director norteamericano M. Night Shyamalan.
Montecassino después del bombardeo |
El segundo punto que trabaja el autor, es penetrar en el ethos histórico – religioso y a través de este puede entrelazar en su narración una problemática que se arrastra desde la ilustración en Occidente, y es el divorcio forzado entre ciencia y fe. El caso lo presenta a través del fundador de la orden Arbertina, un ingeniero conocido como I. E. Leibowitz, que durante la era post-nuclear o de la “Simplificación” en el cuento, fundo este grupo de monjes con la idea de buscar a Dios a través de resguardar el conocimiento científico que quedaba después de la hecatombe nuclear y la consecuente barbarización social humana, que buscando un “chivo expiatorio” a sus propias culpas, atacó a todo conocimiento científico, tratando de erradicarlo por completo a través de la destrucción de la tecnología y el asesinato de los sabio, de hecho el fundador Leibowitz, fue martirizado por su amor a Dios y al conocimiento, en este punto Miller acierta sobre parte de la esencia humana, ya que el hombre en situaciones de creencia extremas, actúa con singular bestialidad, solo debemos observar la destrucción dejada por los fanáticos <<islamistas>> en Siria e Irak, y digo islamista, ya que ellos en ningún caso representan la religión predicada por el profeta Muhammad, hombre bueno, piadoso y justo, amante de la cultura. En la narración del escritor norteamericano han pasado seiscientos años de esta locura y la sociedad apenas comienza a reconstruirse de sus cenizas, es en este mundo en donde el hermano Francis se encuentra, un tiempo en que el fundador de su orden aún no ha sido elevado a los altares, y su proceso de canonización continua en la Nueva Roma (Vaticano post apocalíptico), el portento que había tenido el hermano Francis podría cambiar esta situación para bien de su fundador y la finalidad de su orden, pero aún más para la humanidad completa, ya que sigue la lógica de la parábola del “grano de Mostaza”, un pequeño acto con fe puede germinar en una gran acción.
ataque donde participo Walter Miller Jr |
Byung Chul-han |
El resto de la vida de Francis o sea el tiempo de Dios en la tierra lo dedica con maestría a copiar en la gran sala “Memorabilia”, que nos recuerda claramente los criptorum y bibliotecas monacales, lo que será su gran y única obra, la cual va a ser expuesta en Nueva Roma para la canonización del fundador de la Orden, ya que el portento que él relato se tomó como verídico, a través de la prueba material que entregó.
Uno de los momentos
centrales de la narración, es cuando Francis viaja a Nueva Roma con el trabajo
de años y es asaltado en el camino, ese punto refuerza la idea de la finalidad
de la vida que es la trascendencia a través de la obra “Maestra”, ese
infinito regalo que Dios da a los hombres para realizar el trabajo de su vida y
a través de este glorificarlo, para esto solo debemos observa las grandes
catedrales góticas de Europa para darnos cuenta de este punto. Como decíamos el
hermano Francis es asaltado y los
delincuentes al ver que no hay mucho de valor que llevarse se dedican a
molestar al “hombre de Dios” y para eso amenazan con destruir el icono que Francis
realizó, éste lucha con ellos incluso a golpes por salvar lo que fue su
existencia material trascendente en la
tierra, lo que se conoce en la máxima teológica como “…ser testigo del
sentido sagrado de la vida que es incluso más importante que la vida misma.”
cuestión que los bandidos notan y lo dejan
en paz, logrando llegar con la reliquia a la Sagrada Ciudad, donde quedara como
anónimo trabajo para la posteridad y servirá de base para el surgimiento
nuevamente de la ciencia, en este punto se puede palpar como Miller desea
resaltar que Dios es el “Señor de la Historia” y como acomoda las piezas de
esta para que todo calce con perfección en su plan, incluso las injusticias más
terribles como nos dice el preclaro C.S. Lewis con voz de trueno “…el dolor
es el megáfono que utiliza Dios para despertar un mundo de sordos.”
C.S. Lewis |
Francis representa aquellos monjes anónimos de la Alta Edad Media que se recogen en la contemplación y el misticismo más puro, en un acercamiento a la divinidad que les permite comprender la verdadera finalidad del hombre, que es la búsqueda del conocimiento a través de Dios, ya que Dios es conocimiento. Miller logra que el lector a través de este mundo post apocalíptico comprenda que la religión lejos de ser contraria al saber científico, es depositaria de éste, contraviniendo la idea que se encuentra en el libro existencialista de Umberto Ecco “El Nombre de la Rosa”, en donde un grupo de monjes guardan con celo en forma hermética el conocimiento, ya que el hombre es incapaz de conocer el ser, por tanto estos monjes por su puesto son impotentes de entregar al mundo estos saberes, simbolizado por el monje ciego “De Borge” y la biblioteca en forma de laberinto. En el caso de Walter Miller, esté comprende mucho mejor la finalidad del saber monacal y oponiéndose a las ideas existencialistas, nos propone que la finalidad del hombre es conocer el ser, para luego verter este conocimiento en el mundo, de esta forma vivir en plenitud, por esto los mojes no guardan el conocimiento, sino que lo desarrollan, para luego entregarlo al resto de la sociedad, porque no existe un antagonismo entre fe y ciencia, sino que son complementario y están intrínsecamente unidos, ya que pertenecen a una misma razón de ser, que es Dios fuente única de todo conocimiento, por tanto muy lejos del vacío del existencialismo.
Pasaron algunos meses y me entere que aquel texto era en la práctica parte de una novela mayor, publicada en partes, yo solo había leído la primera llamada “Fiat Homo” o hágase el hombre, publicada en 1955 en la revista especializada de ciencia ficción <<Magazine of Fantasy and Science Fiction>> muy adecuado el título del capítulo, sí pensamos que la racionalidad, esa capacidad de imaginar, hace del hombre lo que es, hombre como aparece muy bien descrita en los mitos originales del Génesis o la Teogonía, por tanto tuve la necesidad de poder leer la continuación, aun que como en la Santísima Trinidad, solo basta conocer una parte de Dios, para conocer a la Divinidad misma.
El nuevo protagonista del
capítulo es Thon Taddeo, un seglar que encarna los principios del hombre
renacentista e ilustrado, el hombre nuevo que no necesita a Dios para conocer
el mundo, por tanto es la personificación de este largo periodo de separación
entre fe y ciencia que va desde el siglo XVI hasta el XIX. Thon posee un
conocimiento universal, culto y científico, pero que al mismo tiempo es soberbio
en su saber, por tanto, un verdadero positivista que ve la fe como algo caduco,
pasado de moda y sin capacidad de generar conocimiento, en otros términos es un
fanático de su religión laica y científica.
Este hombre ilustrado es enviado al monasterio por parte del estado de Texarkano, con la intensión de ver las defensas del lugar y dar un informe sobre el comportamiento de los monjes hacia el estado secular, este punto grafica las luchas de los estados por someter la libertad de la religión a sus caprichos que se inicia con la intervención de las monarquías absolutistas, pasando por la revolución francesa y desembocando en las ideologías comunista, fascista y liberal del siglo XX. La fachada para el espionaje es estudiar la impresionante biblioteca de la “Memorabilia”. Al principio las relaciones son corteses, pero pronto Thon no puede dejar de disimular sus aprensiones hacia la religión, a la cual considera superstición, los diálogos entre él y Hannegan es el centro gravitante de la fuerza del capítulo, ya que se confrontan ideas preconcebidas, minimalistas y mitos por parte de Thon, versus la lógica escolástica, muy bien trabajada por Miller, y la verdad de los hechos, que el Abad del convento defiende. Es importante detenerse en este personaje, me refiero al Abad Hannegan, quien representa a los grandes maestros de la Iglesia Católica como San Buenaventura, o Santo Tomás de Aquino, y que por momentos parece tener características en su argumento lógico – pasional al filósofo francés contemporáneo Jacques Maritain, por tanto no se debe pensar cómo han hecho algunos analistas de la obra de Miller, que el personaje Thon es el protagonista absoluto, dejando de lado a Hannegan, ya que sería como desechar a Héctor en virtud que Aquiles es el protagonista del poema homérico de “La Ilíada”.
Mientras se da el debate,
un monje científico sacude los argumentos de Thon, que religión y ciencia no pueden
estar de la mano, cuando éste le muestra un fabuloso invento, que es una
ampolleta eléctrica, lo que deja anonadado a Thon que desea sacar a este
hermano y llevarlo al mundo de las ciencias puras y laicas, sin percatarse que
este religioso por vivir en el mundo de la religión puede hacer tales progresos
técnicos – científico, a través de su
profundo amor hacia Dios, y casi no
puede comprender como el monje rechaza su invitación por voluntad y no por
imposición. Finalmente el capítulo termina con un Thon volviendo a su mundo
laico, sin sentido, enfermo de un vacío existencial, ya que pudo palpar la
grandeza de una razón trascendente para el conocimiento, por tanto Miller nos
grafica que el quiebre entre fe y razón
es inevitable, no porque exista argumentos sólidos para tal caso, sino por la
inconsistencia y los deseos políticos y egoístas que subyacen detrás, que son
la causa final y real de esta ruptura. El estado de Texarkano por tanto, es
símbolo del quiebre de esta unión y el surgimiento de un nihilismo cultural y
científico, que en la práctica es el símbolo de la intolerancia e ignorancia
fanática de los autodenominados seculares (revolución francesa) que desean
romper la relación entre fe y ciencia en forma artificial, esto llevará
inevitablemente a la tragedia, ya que una ciencia sin moral, está llamada a
realizar los actos más bajos y despreciables en contra de su esencia, el progreso
y bienestar del hombre y la naturaleza que lo rodea, de esta manera se puede
comprender como hombres supuestamente de ciencias son capaces de experimentar
con seres humanos, como es el caso del médico germano Josef Mengele, del biólogo
japonés Shirō Ishii y su fatídico escuadrón 731, que experimento con
prisioneros en China o los científicos que crearon la bomba atómica, conociendo
su poder devastador y las implicancias que tendría si se usaba, por tanto este
capítulo es clave para realizar una reflexión de la necesidad de que la ciencia
vuelva a las tierras de la moral, donde siempre debió estar.
Monjes Benedictinos |
La tercera parte y final
de la novela publicada en 1957, es otro salto en el tiempo de 600 años más, Fiat
Voluntas Tua” (Hágase tu voluntad), esta parte, nos recuerda el Apocalipsis de
San Juan, el ser humano se precipita sin remedio a un final trágico, esto se
debe a que la ruptura entre fe y ciencia ha llegado al cenit, los detractores de la
iglesia han triunfado en su maldad y han logrado que la religión sea vista por
las masas de personas como un elemento arcaico, retrograda, que debería
desaparecer por completo, ya que Dios en el nuevo orden político, científico y
social del hombre no tiene cabida. Este mundo que nos presenta Miller en esta tercera
parte simboliza el triunfo del nihilismo, la amoralidad y el individualismo absoluto,
vacío de contenido, pero lleno de slogans políticos, económicos y sociales.
Este nuevo escenario post – segunda
guerra mundial, que nos representa Miller es el triunfo de la ideología por
sobre la idea, ya que el mundo otra vez
está dividido en dos visiones extremas políticas antagónicas y absolutas, lo
que Orwell definiría como las ideologías del odio, una de carácter “comunista”
y otra “liberal – democrática”, ambas se arrogan todas las virtudes y las
grandezas humanas.
En este
mundo en crisis bipolar, el protagonista de esta historia ya cíclica del
hombre, recordándonos el “mito del eterno retorno”, es el abad del monasterio
Dom Jethras Zerchi,
hombre pausado y profundo que debe enfrentar el mayor reto de la iglesia y su
comunidad, desde los aciagos días de la simplificación y la destrucción nuclear,
una nueva hecatombe producto de la irracionalidad en que se ha sumergido la
sociedad a partir de las visiones univocas, ideológicas y absolutas, en este
caso del estado –ateo (comunismo) o del mundo liberal y consumista, que solo
los une una cosa, su deseo de no tener a Dios entre sus prioridades, y por tanto,
desechando cualquier elemento moral en su actuar, por ello prefieren la
relatividad existencial, sobre estimulada de una tecnología de consumo, en este
punto la frase de Albert Einstein se vuelve profecía auto cumplida: “Temo el
día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una
generación de idiotas”, la tecnología se vuelve un instrumento para manejar
mejor a las masas irracionales de personas.
En este mundo post – segunda guerra mundial,
en donde la orgía de la destrucción y el exterminio ha llegado a su máximo
esplendor con los campos de exterminio nacional –socialista, comunista o el
lanzamiento de la bomba atómica por parte de la democracia - liberal, los poderosos
estados, laicos y soberbios, que ha deformado la ciencia en post de ideas
egoísta y lejos de la finalidad de esta. Es en este mundo de egoísmo, de armas
atómicas y ateísmo dominante en las altas cúpulas de poder, de minorías que
desean imponer sus criterios individualistas al resto por la fuerza, es en
donde se desatara nuevamente la tragedia irracional del hombre, a través de la
incapacidad del ser humano de poder comprender la verdadera naturaleza de su
propia existencia.
Hannh Arendt |
Antes de la inminente catástrofe y después de luchar por impedir la debacle final, la Iglesia Católica se presenta como en la antigüedad tardía, un faro de esperanza para que todo lo bueno del hombre no se pierda por la brutalidad del mismo, es así como nuevamente la congregación Albertiana de Leibowitz debe volver a los orígenes de su fundación y cuidar el conocimiento científico fuera de los límites de la tierra, y cuando una parte de la orden sale a colonizar nuevos planetas se desata la furria irracional humana a través de un nuevo cataclismo nuclear.
El capítulo es una clara
alusión a que mientras la ciencia no regrese a las tierras de la fe, no será
ciencia sino que una brutal arma en manos de hombres a - morales dispuestos al
exterminio incluso de ellos, si a través de esto sacan alguna ventaja mezquina,
no puedo pasar por alto en esta trágica conclusión realizada por Miller, las
ideas vertidas por la Hannh Arendt en su
libro “Eichmann en Jerusalén o la banalización del mal”, cuando la
filósofa nos dice: “En otras palabras, cuando más superficial es alguien,
mayor probabilidad hay que ceda al mal…” , y ese es quizás el elemento más
aterrador que subyace en la obra de Miller, en este último capítulo, en donde a partir de
un dialogo en contra de la eutanasia nos
presenta a los defensores de esta idea perversa y malvada en extremo, como
personas superficiales, utilizando como argumento para avalar el acto genocida
“la libertad de elegir”, como si fuera una camisa o un producto de
supermercado, que más simple y cotidiano
que esto, por tanto Walter al igual que Arendt a punta a comprender como la
sociedad ha banalizado el mal, como una cuestión necesaria, burocrática y
sistémica, un buen ejemplo de esto es, cuando un país democrático y defensor de
los derechos humanos y de los ciudadanos,
como lo es Estados Unidos, lanza dos bombas atómicas, arrasando dos ciudades
llenas de civiles e inocentes, para luego sin una pizca de vergüenza exponer una
muy peregrina explicación, que era su derecho, ya que “buscaba un bien
superior salvar vidas de sus ciudadanos (…) además que los japoneses los habían
atacado primero y sin previa declaración de guerra”, que nos muestra
esto, que la ciudadanía pasiva norteamericana aplaudieron el fin de la guerra
sin ver nada malvado en su accionar, pero lo curioso es que son esas mismas
personas las que luego lloraron sobre las imágenes de los campos de exterminio
nacional –socialista y clamaron justicia sobre los criminales, pero sin caer en
cuenta que ellos fueron participe de un acto tan cruel, malvado y
criminal, como los mismos campos de
exterminio, ya que planificaron y ejecutaron un acto preconcebido de una irracionalidad
que escapa al entendimiento humano, esto se debió simplemente por una sociedad de una inercia y
superficialidad que raya en lo abismante.
.
.
La novela a pesar de
tener cierto grado de pesimismo sobre el actuar de los hombres, es un claro
canto a la esperanza de que las cosas pueden ser mejor, si las personas de bien
luchan por los grandes ideales perdidos, por conocer al “otro”, que es espejo
del “Yo”, y no dejarse superar por la selva del neoliberalismo
con sus terribles tenáculos del consumismo sin sentido, el
individualismo, del exitismo pornográfico y el poder de la nada, esta sociedad
construida en estos conceptos nihilistas degenera en lo que existe en la
actualidad una <<democracia del espectador>>. Por cierto
Miller, le da a este punto sobre relacionarse con el otro a través del AMOR
gran importancia y hace de la Iglesia Católica, y porque no decirlo, de todas
las religiones la fuerza del amor en acción, para contener y cambiar el camino,
volver a la senda correcta, en donde ciencia y fe están unidas, y las virtudes
como el amor son más importante frente al vacío existencial nihilista.
Walter M. Miller Jr nos
legó una soberbia novela sobre la existencia y crítica histórico -social que se
ha elevado a los altos sitiales de la ciencia ficción, por desgracia nuestro
escritor no nos dejó una gran cantidad de relatos y después de su trágica muerte se publicó su segunda novela llamada “San
Leibowitz y la mujer caballo salvaje” finalizada por expreso pedido de él,
por el escritor Terry Bisson. Conocer a Walter Miller Jr. Ha sido una de las
grandes deudas intelectuales que tengo con el profesor Juan Espinoza Gutiérrez
y de aquel curso de Ciencia Ficción en la Universidad, que añoro tanto.