Robert A. Heinlein
Releyendo “Starship Troopers”
(TROPAS DEL ESPACIO)
Por estos días, se cumplieron
los treinta años de la desaparición de Robert Anson Heinlen (8 de mayo de 1988),
esto me motivo a releer una de sus
novelas de ciencia ficción emblemática, me refiero a “Starship Troopers”, publicada en 1959,
aunque ya había salido por entrega en la prestigiosa revista
norteamericana <<The Magazine of Fantasy & Science Fiction>>, con
el sugerente nombre de "Starship
Soldier" (Soldado del Espacio) en 1958. Ganando el premio
<<Hugo>> en 1960 a la mejor novela, cosa que sorprendió a muchos,
incluido el propio autor, quien se quejaba que a pesar de las ventas y el éxito
de la historia, las cartas que recibía sobre esta, eran casi todas críticas
mordaces.
Cómo
llegue a esta novela, como muchos, a través de la película de 1997 de nombre
homónimo, creo representar en este punto a una gran cantidad de lectores de
esta obra. El film de Paul Verhoeven que se basa en esta novela, nos muestra
una sociedad militarizada en extremo, con claros tintes de manipulación de
masas, amor a un súper – estado, con una sociedad basada en principios
colectivistas y militaristas, en otros términos a un “estado fascista”, que por
supuesto, el director en ningún caso ésta ensalzando, sino que por el contrario,
realiza una descarnada crítica satírica a este tipo de régimen. Paul Verhoeven
al realizar esta crítica, nos dice claramente que la novela es una obra con
tinte “fascista” y que su autor, si bien no fue miembro de ninguna agrupación
de esta clase, se podría clasificar como un <<simpatizante>> de
estas ideas.
Pero,
cuando tuve en mis manos la novela y literalmente la devore en un par de días,
percibí que las ideas de Verhoeven estaban bastante erradas del argumento
central de la obra, que en ningún caso era una apología al fascismo, más bien,
se acercaba a una oda a la democracia liberal de corte colectivo, algo muy
parecido al régimen de cantón que tienen los suizos en la actualidad, en donde
el deber ciudadano de defender su comunidad se comprende como una virtud cívica
y moral de un régimen de igualdad y fraternidad, en donde el ciudadano con más
derechos, es a la vez el que tiene más deberes .
Han pasado ya unos veinticinco años que leí
la novela, y ahora la he vuelto a leer
con un grado de mayor madurez intelectual, y por supuesto, con más
conocimientos del autor a través de la lectura de otras obras como: “La Luna es una cruel amante”, “Amos de títeres” y “Forastero
en tierra extraña”, además de un par de libro biográficos, en los cuales se
analizan las obras del autor: <<Robert A. Heinlein: America as
Science Fiction>> de H. Bruce Franklin. y <<Robert
Heinlein>> de Leon Stover. Este
acercamiento al pensamiento de Robert Heinlein, me hizo afianzar más mis
aprensiones sobre la novela Tropas del Espacio, y por supuesto, la visión
distorsionada de esta, que nos muestra la película.
El
escritor norteamericano, lejos de crear una apología al fascismo, construyo una
novela que es una verdadera exaltación a las virtudes cívicas y democráticas de
los ciudadanos, para Heinlein el concepto de que la democracia liberal es
“vivencial” y no una mera rutina, es el
fundamento de su obra. Profundicemos en este punto, en la novela, el
protagonista John “Johnnie” Rico es un joven que no tiene una clara conciencia
de lo que es ser un ciudadano, Rico encarna la realidad de una juventud sin un
auténtico sentido del sacrificio por su colectivo, pero la entrada a la
“infantería móvil”, a este selecto grupo del ejercito de la tierra lo introduce
a la verdadera vida de un ciudadano que “tiene deberes” para con su nación,
entendiendo esta como una construcción pluralista, democrática e igualitaria,
ya que en la novela, existe la libertad
de expresión, libertad de prensa y libertad de pensamiento. Es una sociedad
multiétnica, de hecho el protagonista es filipino, descrito como un joven
moreno y bajo, nada parecido al actor que lo encarna en la película, además, la
sociedad humana es múltireligiosa. Para dar más fuerza al argumento de la
igualdad en el libro, la mujer tiene un destacado papel como parte integral del
ejército de ciudadano, en este punto Heinlein se adelanta con relación a su
tiempo.
Los
soldados en la novela, son “voluntarios”, por tanto, el ciudadano ejerce una
libertad absoluta para integrarse al ejército, logrando según el escritor
norteamericano la cumbre de sus deberes, por esta razón tiene el derecho a
ejercer su poder de elegir a las autoridades en una “perfecta democracia” de
ciudadanos, este punto sobre el pensamiento de Heinlein, lo reafirma el
escritor futurista David Brin al decirnos que
el escritor norteamericano creía “…en
una democracia ideal de ciudadanos soldados”. La exaltación de las virtudes
cívicas en la milicia proviene en Heinlein
de su amor por la marina de los Estados Unidos, recordemos que ingreso a
esta y estudio en la Academia Naval obteniendo el grado de ingeniero mecánico, realizó una carrera en el
portaaviones “USS Lexington” y el
destructor “USS Roper”, hubiese seguido en la armada de no haber contraído una
enfermedad (tuberculosis), que se lo impidió, ya que fue dado de baja en 1934,
su paso por la armada lo marco a tal punto que consideraba esta institución, al
igual que el resto de las fuerzas armadas, como un baluarte de la grandeza del
espíritu liberal – burgués democrático de EE.UU, cosa que plasma en su novela.
Para realizar un énfasis mayor sobre la
grandeza de la democracia, el escritor estadounidense lo contrapone con un
régimen que él considera demoniaco y depravado: el comunismo. Debemos tener
presente que Heinlein pertenece a la clase media norteamericana del centro del
país, ya que nació en el pequeño pueblo de Butler, estado de Missouri, por tanto, tiene una visión
tremendamente maniquea de la realidad política mundial, para él existe un
sistema político - ideológico “bueno”, que es la democracia y uno intrínsecamente
“malvado” que es el comunismo, esta concepción se afianza aún más con su
personalidad individualista y obstinada, incapaz de ver matices en la realidad
política.
Este punto señalado anteriormente se puede
apreciar claramente en Tropas del Espacio, la tierra se debe enfrentar a una
raza extraterrestre de “vichos” en este caso de arácnidos carentes de mente o
alma, seres abyectos sin voluntad, ni individualismo, en otros términos una
“civilización estatal - colectiva” de masas, que solo son parte de un gran
engranaje, en clara alusión a como Heinlein veía a los estados comunistas. Es
así, que la democracia se debe enfrentar en un gran reto a un sistema
colectivista sin pasión, ni virtud cívica, esta lucha en la denominada “Guerra de las Chinches” tiene su punto
alto con el ataque despreciable sobre la ciudad de Buenos Aires de los insectos,
esto hace reaccionar a la humanidad del peligro de este tipo de orden político.
Esta
reacción la encarna el padre del protagonista, quien en la novela juega el
papel de <<Alter Ego>>, es descrito como un burgués acaudalado, que
goza de un bienestar bien ganado en los
negocios, esta vida de confort lo hace despreciar sus obligaciones dentro del
super- estado, entre estos deberes destaca no ser ciudadano. Las discrepancias
con su hijo en esta materia, se vuelven violentas, ya que Rico por un lado a
vivido esta vida de bienestar, pero las clases de “Filosofía Moral” dadas por
un profesor ex – veterano del instituto lo hacen recapacitar sobre su deber
cívico, las luchas con su padre terminan con el ataque de los insectos, ya
que esté, después de perder a su esposa,
comprende la importancia de la defensa de la democracia y las virtudes ciudadanas,
pidiendo perdón a su hijo, al cual criticaba por haber ingresado a la
infantería móvil, por su puesto el padre de Rico también ingresa en el ejército,
trasformando esta institución en una verdadera familia.
Esta parte de la novela, es una clara
alegoría a los sucesos que presidieron la entrada de EE.UU a la Segunda Guerra
Mundial, una sociedad que estaba saliendo de la gran depresión, deseosa de
volver al confort de la década del 20’, y por tanto, contraria a cualquier
participación en la guerra, hasta que se despierta, con el peligro de tener a
los totalitarismos a sus puertas, con el bombardeo de su flota en Pearl Harbor.
Con esto Heinlein nos está diciendo: “cuidados norteamericanos, recuerden que
paso la última vez, cuando fuimos incapaces de ver el peligro que asecha a
nuestra forma de vida, el comunismo está en nuestras puertas”.
La obsesión de Heinlein en contra del
comunismo se encuentra en otras obras suyas como “Amos de títeres” (1951),
publicada en plena cacería de bujas del senador McCarthy, en líneas generales
la historia trata de una extraña
raza alienígena que a través de la
manipulación de la mente de las personas pueden manejar sus actos, en clara
alusión a la ideologización del individuo a través de la propaganda, con esto,
el escritor norteamericano creía desenmascarar a todos aquellos rapsodas de
izquierda y sus formas de introducir este pervertido pensamiento en la
sociedad.
Volviendo a Tropas del Espacio y al juego
crítico del autor en contra del comunismo, nos presenta una guerra contra los
insectos que está en su punto más difícil después del revés de “Klendathu”,
planeta hogar de los arácnidos, el alto mando a decidido un nuevo ataque esta
vez a una colonia de los bichos inteligentes, en el planeta “P”, en este punto
Heinlein resalta toda su visión política, al presentarnos la batalla en un
sentido dialéctico, entre un colectivo – comunista de bichos y el
individualismo de un ciudadano, en lo más difícil del combate, las acciones
tomadas por un individuo, en este caso Rico, inclinan la balanza hacia las
fuerzas de la tierra, derrotando a las planificaciones colectivas del régimen
de insectos – comunistas.
Esta novela como se ha podido apreciar
guarda toda la esencia de las ideas de Heinlein, que no serían otras que un
profundo amor hacia la democracia burguesa liberal, que él la comprende como el
mayor logro de la libertad humana, ya que, creía que esta forma política era la
única que podía garantizar el individualismo absoluto, que era el derecho a que nadie se entrometa en
la vida privada de ninguna persona.
No puedo negar mis aprensiones y críticas
al pensamiento de Robert A. Heinlein, sobre todo a su individualismo que raya
en el <<Laissez faire et laissez
passer>>, a su amor incondicional a la democracia de su país y a la
idea de la superioridad moral de los Estados Unidos como una sociedad de
individuos que los une altos estándares de vida. Pero, esta crítica no me
impide ver en él un gran escritor, que en su narrativa nos presenta sus ideas
políticas, sociales y económicas, construidas en argumentos simples, donde los
personajes solo juegan un papel de difundidor, no hay complejidad en el
argumento, y no hay un trabajo profundo en la personalidad de cada uno de sus
personajes, estos son todos esquemáticos, jugando un rol predeterminado en la
exposición de las ideas de Heinlein, por tanto, es mucho más entretenido
conocer las sociedades futuristas que construye el autor, que analizar a sus
personajes, pero si no existe complejidad en la construcción de la historia, si
la hay en su visión de mundo, en los cambios que se avecinan en el corto y
mediano plazo, es un limpio escritor de ciencia ficción, ya que sus narraciones
se sostienen a través de los adelantos científicos, que están en clara sintonía
con el desarrollo de la tecnología, por tanto, en esta materia su exposición es
clara y convincente.
También debemos destacar en este juego de
la anticipación, como se adelanta a los cambios sociales que se están
desarrollando en la actualidad, Robert Heinlein se da cuenta del importante rol
de la mujer en la sociedad de masa tecnificada, de los cambios en la forma de
las expresiones sexuales, del súper individualismo, basada en una sociedad de
“derechos”, no las crítica en absoluto, por el contrario le da las
más grande de las bienvenidas, ya que él cree en el individualismo como única expresión
social real.
No tengo duda al decir que Robert Anson
Heinlein tiene un muy bien ganado sitial dentro de los maestros de la ciencia
ficción mundial, no por nada, por años se le ha considerado junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, uno de los tres
más grandes escritores de este estilo en los Estados Unidos, por tanto su
narrativa e ideas se han ganado un justo y merecido sitial dentro de la buena
literatura de ciencia ficción.