A 101
años de la revolución de octubre
una
Pequeña reflexión
Por estos días, se han
cumplido ya ciento un años de la Gran Revolución Socialista de Octubre, esa que
vino a echar abajo los pequeños atisbos de democracia burguesa propuestos por
los social demócratas rusos, dirigidos por el carismático Aleksandr Fiódorovich
Kérenski (Partido Social-Revolucionario), que a su vez, había derrocado a la
vieja y autocrática dinastía de los Romanov.
La revolución de Octubre fue la obra y gracia de un hombre
de la extrema izquierda rusa, nos referimos a Vladímir Ilich Uliánov, quien
aprovechando una serie de desaciertos del gobierno provisional, como mantenerse
en la Primera Guerra Mundial, a pesar de los deseos explícitos de la población por
salir de aquel infierno, su incapacidad de controlar la inflación y el desabastecimiento;
y por sobre todo, dar una excesiva libertad a una población que jamás había participado
en política, en un clima de libertad de expresión y conciencia, desconocido para el pueblo ruso, llevó al pequeño partido de los
bolchevique al poder.
En un extraño entretejido de conspiración, mentiras y manipulación;
el grupúsculo de bolcheviques, supo
interpretar perfectamente el clamor popular del momento, que se definía en
simples slogans de <<Paz>>, <<Pan>> e <<Igualdad>>,
cada término, cargado con un peso semántico preciso, pero que al mismo tiempo, era de libremente
interpretable para cada persona que los vociferaba por las frías calles de
Petrogrado. En esta materia, los comunistas fueron esencialmente populistas,
aprovechando esas coyunturas, se logró apropiar del control del <<II Congreso de los Sóviets>>,
gracias a los manejos de otro histórico de la revolución soviética, Lev
Davídovich Bronstein, quien a la larga demostraría con creces ser el más culto de ese grupo de sujetos extremistas. De esta forma, cualquier reacción
por parte del gobierno provisional hacia los bolcheviques, sería una acción en
contra del mismo estado. Es así, que el asalto del palacio de Invierno, casa de gobierno, era una
cuestión de tiempo. El 25 de octubre de
1917 se desencadeno el ataque contra lo que pudo ser una democracia liberal en
el seno de una sociedad que se despertaba recién al mundo de la igualdad y
libertad, nada que decir del asalto, planificado en sus más mínimos detalles,
apoyado por los anárquicos marineros del Acorazado Aurora, que iniciaron la
toma, la guardia femenina creación original de Kereski, puso una de las resistencias más heroicas y desigual
frente a las hordas de soldados, marinos y hombres del partido comunista. El
triunfo fue predecible, iniciándose el primer gobierno del proletariado en el
mundo, parece que la predicción de Carlos Marx en parte se cumplía o se forzaba
a cumplirse, para el caso, era lo mismo.
El nuevo gobierno del pueblo, jugo en sus primeros momentos a afianzar su
poder político, es así que las medidas que tomo como entrega de tierras al
campesinado, reformas económicas, entre otras, apuntaban a lograr el apoyo
popular, esto por su puesto no impidió la reacción de liberales, monárquicos y
nacionalistas, para frenar los avances del primer paraíso socialista, además de
la intervención extranjera, claro está. Gracias a las acciones militares de
León Trotski, la situación fue superada y la guerra civil fortaleció más al régimen,
la evolución de éste no fue hacia la libertad y la igualdad, como se podría suponer, sino a la conformación
de un totalitarismo, que busco por todos medios eternizarse y crear la
condición de que su sistema político – social – económico era correcto, que se
estaba en el verdadero camino de cumplir las leyes históricas, predicadas por
el mesías Marx, que como lo refleja muy bien George Orwell en “Rebelión en la
granja”, cantaba de buen o mal grado, todos los ciudadanos de este nuevo estado
socialista.
El dominio de las masas a través de la propaganda, el
manejo masivo de los medios de comunicación y por supuesto, el terror, decanto en un sistema alienante, cruel,
sostenido en una compleja maquinaria estatal, en donde cada individuo pasaba a
ser parte integral de esta estructura bestial e insólitamente homogeneizadora.
En que termino el gobierno de Lenin, en las pequeñas luchas por los nichos de
poder entre los “viejos revolucionarios”, imponiéndose, fuera de toda
predicción el más mediocre, pero hábil de todos: el demonio Stalin, quien en un
juego de terror a escalas nunca vista, logro trasformar la arcaica sociedad soviética
en una de las más industrializadas, era la voluntad de un hombre, que se
imponía al resto, la Unión Soviética termino por ser potencia, pero cual fue el
precio, millones de muerto, una sociedad esclava, sin vida, sin pasión, como lo
sucedido en la ya citada granja de los animales.
La idea del paraíso en la tierra, de esa religión sin
Dios, pero con un dios, el amado líder, quien quiera que sea según el país donde
se impusiera, ya que el sueño se extendió por el mundo, como fue Mao Zedong en China, Fidel Castro en
Cuba, termino por imponer un totalitarismo sangriento, fue la extraña fascinación
y seducción del mundo de la segunda mitad del siglo XX. El sueño igualitario,
que para 1980, era ya una pesadilla, con
miles de millones de muerto, tuvo un despertar terrible, con el desplome de los
socialismos reales, la destrucción de la maquina anquilosada, burocráticamente corrupta
e ineficiente, de un comunismo que no logro responder los más mínimos sueños de
una población necesitada de cambios, de justicia social, esto era porque en la
práctica el Zarathustra comunista, Carlos Marx, "el gran charlatán" se había equivocado en cada una
de sus predicciones, la sociedad liberal burguesa no cayó, la situación de los
obreros mejoró en los países capitalistas, la libertad y la igualdad se empezó a
ser fuerte en la sociedades occidentales, hasta llegar a un hiperindividualismo. La democracia burguesa demostró fuerza,
consistencia y gran capacidad de cambio, para responder a las necesidades de
una cada vez más individualista y aburguesada sociedad, que buscaba el confort
personal y no colectivo; es así que la tecnología fue la gran herramienta, que termino por hacer sucumbir este mundo social “perfecto”, construido en las
más absurdas predicciones, el dios se había equivocado, y su religión no tenía
sentido de ser.
En la actualidad que ha quedado de ese comunismo
comprometido, revolucionario, ese que decía: “proletarios del mundo uníos”, nada, aun que, hoy, en oscuros
callejones existen los nostálgicos, los disciplinados, los defensores del sueño,
que aun salen a la lucha en la romántica barricada, que todavía esperan que se cumpla las
pitonisas predicciones del filósofo germano, es evidente que esto es más un
acto de voluntad, que de razón, pero el signo negativo no se puede borrar de su
ideología del odio, nuevamente citando al clarividente Orwell en "1984". Algunos dirán
que aún existen estados que se autodenominan comunistas, pero en honor a la
verdad, solo son una sombra del monumento, ya que están sumergidos en un neoliberalismo económico, más salvaje, que el de los países capitalistas
occidentales, como es el caso de China popular.
Que queda de la gran revolución de Octubre, otra vez,
nada, porque habría de quedar algo, los millones de muertos, torturados y
desaparecidos, es un muro infranqueable en nuestros días de derechos humanos,
para reflotar la pesadilla revolucionaria. Reviso los diarios y parece que el
cumpleaños de la revolución ninguna persona desea celebrar, por lo menos en público. Es triste,
saber que este cambio mundial, solo fue un paréntesis en la historia, que de
ella solo salió un gran vacío, una desolación existencial, que por desgracia, no se ha podido llenar con
nada, porque como dijo en algún momento el profeta judío Nehún (3, 1) “Ay de la ciudad sanguinaria! Toda ella es
engaño; está llena de pillaje y de incesante rapiña.”, refiriéndose a la extinguida ciudad de Nínive,
capital del imperio Asirio, así también es recordado este paréntesis en la
historia universal, como una época oscura, sanguinaria, llena de engaños, que
solo produjo desolación en la humanidad.
Lo del zaratustra comunista está genial, ya que Dzhugashvili fue un Uberminshe Nietzscheano.
ResponderBorraramigo, fue la sombra del mal, probablemente
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