EN LAS ARENAS DE ARRAKIS

jueves, 23 de marzo de 2017

H.P. LOVECRAFT: EL SEÑOR DEL TERROR COSMICO







H.P. LOVECRAFT: EL SEÑOR DEL TERROR COSMICO

PRIMERA PARTE



Para mí querido hermano Luis,
que todos llamaron Marcelo
quién me enseñó a leer






Howards Phillips Lovecraft es uno de los escritores más singulares de principio del siglo XX, hombre de genialidad y de grandes dotes intelectuales, se ha ganado un sitial entre los escritores de la centuria recién pasada. Su estilo de escritura, sus relatos de terrores cósmicos y su capacidad para inducir a otros a escribir sobre sus ideas crearon alrededor de él un aura mítica sobre su vida y obra. Mucho de lo que se dice de su persona fue su propia creación, quien ayudó a alimentar el mito con silencios inculpatorios o comentarios epistolares que en ningún caso representaban su verdadero pensamiento, lo hacía con la clara intención de crear <<el misterio>> alrededor de sí, ese juego infantil que tanto gustan a muchos escritores de ficción, es importante tener presente que esos mitos que <<otros>> tejieron sobre su vida  para mal, por supuesto, no eran parte del juego del propio Lovecraft. En los ensayos anteriores como <<Howards Phillips Lovecraft: El Viajero Del Mundo Real>>, hemos estado rompiendo ciertas ideas creadas por sus fanáticos que dieron rienda suelta a sus propias imaginaciones para exponer sobre el oscuro de Providence una serie de informaciones que han resultado del todo falsas, como que era misógino, sufría de acrofobia o era miembro de una secta hermética y que lo que en realidad deseaba era predicar el agnosticismo. En esta tercera entrega, que además es un tributo por ser el mes en que se conmemora su sensible fallecimiento (15 de marzo de 1937), exploraremos y analizaremos sus ideas narrativas, esa revolucionaria teología cósmica muy personal basada en terrores sin nombres y la inconmensurable grandeza del universo, a través de este análisis podremos comprender sus verdaderas motivaciones para escribir aquellos relatos que a la postre lo llevaron a la fama.
Al soñador de Providence no debemos verlo solamente como el escritor que tuvo la fuerza para crear un estilo de relato, un mito y todo un movimiento literario a su alrededor, sino que también fue un reflexivo pensador que tuvo la capacidad como genio de vislumbrar los problemas reales del siglo XX. Los cuales plasmó en sus escritos, tanto explícita como implícitamente, así podemos ver temas como es la pérdida de la identidad individual frente al “hombre masa”, la aparición de las ideologías totalitarias como son el fascismos, el comunismo y la democracia liberal, esta última hoy en día considerada como un “valor moral” en nuestra sociedad, el inicio de una economía acelerada de consumo, en otros términos, el triunfo del <<nihilismo>> o <<la desvalorización de los valores supremos del hombre>> de lo que otros autores se hicieron cargo antes que él, como el ruso Fiódor Dostoyevski o el alemán Friedrich Nietzsche. Fueron esos elementos los que inspiraron por un lado y aterraron por otro al oscuro de Providence, parar escribir sus mal llamados relatos de “evasión”, y decimos mal llamados relatos de evasión producto de que lo menos que deseaba era ser entretenido para un público ávido de escapar de la rutina, él quería exponer sus ideas sobre la problemática de occidente para que fueran reflexionadas por muchos, su deseo quizás más íntimo fue captar la sutileza del grave problema que enfrentaría en las décadas posteriores el hombre occidental y presentarla como un terror más allá de la realidad, y por ello trató de crear una respuesta válida como solución a éste conflicto existencial del hombre, es decir, una literatura que fuera un espejo de la gran problemática de la sociedad.

La crisis producida por la Primera Guerra Mundial y el desplome económico de 1929, fueron el caldo de cultivo de esta literatura de evasión a la que se adscribieron importantes escritores como: Robert E. Howard, Robert Bloch y Clark Ashton Smith, solo por nombrar alguno de ellos. Pero a diferencias de estos y sin restar sus méritos personales en la construcción de mundos literarios, el soñador de Providence quiso dar un paso más allá del mero escape, más allá de los thriller y de las historias negras, para intentar construir una lógica de pensamiento, algo más sustancial y constructivo, que se acercara a las ideas superiores en las cuales se funda el pensamiento humano, y que fuera una respuesta válida a la vorágine del siglo XX, por ello se abocó a dar vida a una serie de pensamientos que devolviera la identidad a este caótico mundo occidental que va en franca destrucción.
 Con esta finalidad Howards Phillips  se puso de cabeza a crear un género literario de terror que dejara de lado los parámetros obsesivos decimonónicos como los licántropos, los vampiros y otras tradiciones folclóricas europeas y lo empujara hacia una concepción de un mito nuevo, una visión religiosa - científica “Cósmica del Terror”, en otras palabras, lanzara al lector abruptamente a enfrentar los problemas más complejos del hombre del siglo XX, que será “la angustia existencial”  y “el vacío del mundo”, vacío que se intenta llenar con “cosas” como: el consumismo exagerado, el fetichismo y el narcisismo. Para esta creación cósmica de terror, o sea esta nueva creencia, Lovecraft comprendió de plano que debía construirla sobre un cimiento  <<mágico>>, y que mejor para ello un libro inicial, esta idea  se debe comprender como el principio mítico de la creación de todas las cosas, según el historiador Oswald  Spengler las civilizaciones se sostienen siempre en algún texto “mágico” en donde la fuerza de la palabra hablada se plasma en la palabra escrita creadora, por ello el oscuro de Providence ve como necesario la construcción imaginaria de este supuesto grimorium, para ello  crea un libro inicial, un texto tan terrible y terrorífico que solo el hecho de nombrarlo desencadena la tragedia, nos referimos al “Necronomicrón” que al igual que la Biblia o el Corán tiene el poder divino de la palabra creacionista, poseedor de una verdad en la cual se sostiene una civilización completa, con esto no deseo alimentar la imaginería de muchos que creen en la existencia de ese libro y la calidad de agnóstico de H.P. Lovecraft, él no pensó esto como una religión sino como un elemento estético que diera base a una visión de los problemas de Occidente.

Esta necesidad para Howard de construir su propio mito creacionista se debió en parte a que él no tiene ninguna creencia en el cristianismo, que es el motor civilizador de occidente, aún más al igual que Nietzsche, cree que parte de la decadencia vital de la civilización occidental está sustentada en la religión “de esclavos” o sea el cristianismo, por esta razón le gustaba presentarse como un hombre totalmente ateo, racional y científico, aunque en la práctica no era así como veremos “…era un racionalista consumado por lo que para él la religión era un sistema de creencias absurdo que sólo brindaba frustraciones, síntoma claro de la modernidad.” La familia de Lovecraft era cristiana vieja, su padre profesaba el anglicanismo, mientras que su madre era anabaptista, al igual que su abuelo y tías, por tanto el joven Howard vivió en un mundo religioso cristiano bastante rigorista, que nunca estuvo en consonancia con su imaginación creadora y critica, cuando era pequeño asistía a la escuela dominical anabaptista, pero nunca demostró gran interés, no creía en las historias bíblicas en general, carecían para él de todo gusto mágico que debe tener un relato, más bien comprendía estas narraciones como dogmatismo sin sentido estético y racional, o sea, en otras palabras carecían a su juicio de vitalidad , por esta razón, después de sus estudios bíblicos se sumergía en sus lecturas de las “Mil y Una Noche” en donde extrajo su primer seudónimo de “Abdul Al – Hazred” con el cual firmó sus primeros escritos y poemas, posteriormente lo transforma en el personaje demente que había logrado recopilar un libro siniestro por sus conocimientos sobre tiempos “inmemoriales”  denominado el “Necronomicrón”, que nos dice el propio escritor de esto “hasta donde puedo recordar claramente, me encantaban las ideas y las historias extrañas, y los escenarios y objetos antiguos. Nada me fascinaba tanto como pensar en alguna curiosa interrupción de las inmutables leyes de la naturaleza, o en alguna intrusión monstruosa en nuestro mundo de seres desconocidos procedentes de los ilimitados abismos exteriores” (Autobiografía, 1933). El interés de utilizar su seudónimo inicial y asociarlo con su  personaje demencial está claro, su deseo intimo era crear un nuevo mito que fuera capaz de luchar con los mitos occidentales que estaban destruyendo la civilización, así como Friedrich Nietzsche utiliza al primer profeta predicador de un Dios único, el persa Zaratustra, como el hombre que expondrá la verdad más liberalizadora al género humano que no es otra que <<Dios ha Muerto>>, así también  Lovecraft inicia su mito del terror onírico con su primera creación, el loco árabe Abdul Al – Hazred, el cual trae una verdad liberalizadora, porque toda verdad libera, aun cuando sea aterradora como es en este caso, y esta verdad es que el universo está inconmensurablemente  plagado de seres indescriptibles, en donde el hombre juega un papel menos que segundario, solo esperando su total aniquilación por las fuerzas cósmicas, este conocimiento trágico es entregado a pocos, solo a iluminados en las verdades científicas – chamánicas, pero estos hombres sabedores de esta verdad vital no pueden hacer nada por cambiar el destino trágico de la raza humana, solo evadirse en la locura o la muerte, así las ideas del soñador de Providence  se ajustan a los conceptos nietzschianos de la imposibilidad de la salvación para la civilización de masa y solo la huida por parte del superhombre de la realidad le permite ese pequeño respiro existencial.

Fue tanta la fascinación de Lovecraft por este mundo anti - cristiano, o sea, incorrupto, que pasó de amar lo oriental a lanzarse a los brazos del mundo helénico, mundo que representaba la racionalidad pura y un destino real en el hombre a través de una moral basada en el <<arete>>, nos referimos a la moral del <<Héroe>> como “Aquiles” o “Héctor” de la Ilíada, esto lo llevó incluso a cambiar su seudónimo árabe, por uno de origen latino republicano, se pasó a llamar <<Messala>>” que significa <<Nacido en Messina>>, escucho con placer las historias de su abuelo sobre Italia, escavó en museos y en bibliotecas sobre este mundo leyendo una y otra vez la Odisea. Fueron a tal punto sus deseos obsesivos, que inició una especie de culto pan helénico a los dioses olímpicos, sobre todo al dios “Pan”, símbolo de la vitalidad, pero también asociado al terror, al cual le dedicó un sendo poema.

Demasiado pronto desperté con pesar
y volví a las moradas de los hombres,
Pero en valles campestres yo querría vivir
Y escuchar de nuevo la flauta de Pan.
De “Poemas fantásticos” – Septiembre de 1902


Pero el concepto racionalista que Lovecraft encontró en la cultura helénica no se debe definir a tabla rasa como un cientificismo decimonónico, o sea, como un seguidor acérrimo de la ciencia pura y sus verdades, más bien, para el oscuro de Providence, la ciencia representaba el punto de partida en la búsqueda de las verdades ocultas, mágicas y aterradoras, la ciencia, por lo tanto,  es un camino seguro para llegar a niveles superiores de conocimientos herméticos, como lo comprendieron ciertas escuelas religiosas helénicas, como por ejemplo los “pitagóricos” o los seguidores de “Hermes Trimagestor”, por tanto lo racional es la ante sala para poder percibir verdades imposibles de comprender, como estas verdades son en sí mismas inabarcables, solo la  locura queda como única salida real a una persona para exponerlas al mundo, recordemos en este punto al “Loco de la Gaya Ciencia”, el cual como profeta de las verdades misteriosas del hombre grita a voz en cuello que “Dios ha Muerto”, anticipándose a Zaratustra, casi como una parodia de “Juan el Bautista”, así también cada personaje de los relatos del oscuro de Providence se trasforma en profeta de esa verdad encontrada en el Necronómicron, por esta razón, solo le queda gritar la verdad aterradora que se avecina “La obra de Lovecraft tiene una imperativa necesidad de lo numinoso, pero al mismo tiempo no puede negar la coherencia del pensamiento racional. Y es justamente en medio de esta dialéctica: la necesidad de lo mágico y lo irracional, la imposibilidad de creer en doctrinas religiosas y la aceptación del pensamiento racional, que concibe su mitología”.


H.P. Lovecraft en sus escritos desata el juego narrativo dialéctico, es la  confrontación entre el conocimiento y las fuerzas cósmicas que apenas se pueden comprender, esta lucha se presenta de antemano perdida, porque el hombre deberá enfrentarse a la ignorancia que lo rodea en la sociedad occidental de la primera mitad del siglo XX, para luego tener que luchar contra las fuerzas cósmicas, el hombre, éste grano de arena no puede combatir contra los poderes del cosmos mismo, pero si bien la lucha está perdida de antemano como si fuera una tragedia griega, no es lo importante en el relato sino el enfrentamiento, es conocer la verdad, exponerla y luego sucumbir en la locura máxima o la muerte como elementos de escape a esta realidad, al mejor estilo de las tesis de Nietzsche, cuando éste último habla de la huida del “Super hombre” hacia las tierras primigenias hacia la naturaleza virgen, a las montañas en donde no puede llegar la mediocridad del mundo occidental o hacia la locura, único elemento de irracionalidad pura, como vía para forjar la verdad concreta del hombre el concepto máximo del “Héroe”, por tanto los profetas - protagonistas de las narraciones de Lovecraft tiene esa característica del héroe.
Pero sí bien los relatos del oscuro de Providence están empapados de esta tragedia, esto en realidad no es lo importante en la narración, sino que , más bien, el centro directriz del relato  es la lucha, una oposición creadora, que le da dinamismo y fuerza al relato, por esta razón los textos se inician siempre con un prólogo en donde el protagonista nos coloca de antemano en guardia: “estoy loco”, “el relato que hare me traerá la muerte, pero es mi deber de decirlo”, está es quizás la victoria máxima a la que aspira la historia de terror, a la lucha, es el “héroe”, el “caballero inglés” que se enfrenta a las fuerzas del universo y será derrotado, pero derrotado dando esa lucha épica, combate que en definitiva es la gesta de la vida misma. El deseo del soñador de Providence como dijéramos era construir una respuesta literaria a esos problemas del siglo XX que sirvieran para contrarrestar el tormento del hombre frente al vacío de la existencia, de ahí que exploró el horror como única vía para tal efecto.
Por este motivo en el desarrollo de su literatura, éste concibió  la experiencia de lo fantástico como una emoción muy personal de cada lector y que él la vio enraizada al miedo mismo, emoción que para nuestro escritor tenía una singular perfección El propio Lovecraft concebía la experiencia de lo fantástico en la literatura como una emoción personal de cada lector y profundamente vinculada con el miedo (Todorov, p. 31), ya que era profundamente irracional, a diferencia de la risa como la observa Nietzsche o Freud, que si bien es un elemento esencialmente humano y está unido a la irracionalidad inicial, ésta luego toma formas perfectamente racionales. La risa apunta a lo ilógico, al enfrentamiento con las mecánicas del mundo, pero al mismo tiempo es la repuesta pensante al hecho mismo que provoca la risa, por esta razón, enfrentar al mundo y sus cuestionamientos con una gran risotada es enfrentar desde un plano humano la adversidad del mundo, así se puede apreciar en “El Lobo Estepario” de Herman Hesse. Mientras que el miedo es un componente relacionado con una defensa de la vida frente a la muerte, una huida para salvaguardar la existencia, cuestión que es puramente animalesca e instintiva, no tiene los filtros de la razón como la risa, cualquier animal al ver su existencia en peligro huye para salvarse, es a este sentimiento “puro” al que desea apelar el “Soñador de Providence”. Por lo tanto, los componentes que conforman la obra de Lovecraft se pueden catalogar como literatura de horror.

En 1922 el excéntrico de Providence está preparado intelectualmente para lanzar sus ideas entre los hombres, por primera vez muestra el concepto del terror cósmico en un cuento llamado <<El Sabueso>> (The Hound), en esta obra muestra como existe un libro de tiempos inmemorable que solo su nombre es sinónimo de un horror que no se puede explicar con palabras, pero que existe. Pero también la narración nos presenta un problema existencial del hombre contemporáneo, que es la rutina, ese elemento destructor de la vida, por este motivo los dos amigos protagonistas del cuento se juntan para enfrentar este elemento de la vida industrial a través de acciones deplorables como es el saqueo de tumbas, pero que al mismo tiempo guardan la excitación de los sentidos, en otros términos, la vida misma, durante este proceso es en que ellos se dan cuenta de una verdad que ésta más allá de la razón y deben enfrentarla, pero seguros que sucumbirán frente a ella.

CONTINUARA..........